AMOVINDO
Nos cuenta Félix Coluccio que este personaje de las costas del río Salado, en Santiago del Estero, debió vivir alrededor de 1785.
Este shalaco tenía campos y gran fortuna, con tesoros guardados en tinajones y ataúdes, los cuales, enterrados, ocultaban oro, plata y demás bienes de valor incalculables. Se cuenta que lo visitaba un ser que vivía en la selva con varias formas, a veces como hombre, otras como toro con crines brillosas y astas doradas, y que se paseaba por todo el pago que formaban parte de Bandera Vieja, balando de una forma muy particular.
Cuando muere Amovindo, el millonario estanciero, el toro llegó y reuniendo en un santiamén los animales del lugar, se alejó llevándoselos hacia el monte.


ANTA

Este magnífico animal (tapirus terestris), llamado Tapir o Gran Bestia, habita en laAnta zona del litoral argentino y de los grandes ríos. Según relata J.B.Ambrosetti, este animal se alimenta solamente de ramas y frutas porque cuando el Creador le dio vida a los animales, les preguntó que les gustaría comer. El Anta, por tener sus orejas muy pequeñas, no oyó; y fue presuroso a preguntarle a Kadjurukré que debía comer, entonces este le dijo, de mala gana: "vayan a comer hojas y ramas de los árboles".
Nos dice Félix Coluccio, que en la zona de Misiones, la gente afirma que las correas hechas con el cuero de este animal, transmiten su extraordinaria fuerza al que lo posee, además se usa su pezuña triturada o pulverizada para los males del corazón y para detener las hemorragias del parto.


ATAJACAMINOS
Esta extraña ave (selopagis parvula parvula), de hábitos nocturnos y de canto muy monótono, hacia la hora del crepúsculo se sitúa en los caminos para salirle de repente a los transeúntes.
Cuenta Félix Coluccio que en algunas regiones traducen el canto del atajacaminos como "chorizo gordo" o "clarito había sido", en alusión a la añapa de algarrobo que gusta y que no es suficientemente espeso como a él le gusta.
Nos dice también que sobre los huevos de este animal existe la creencia de que al que los saca de su nido les produce un adormecimiento casi cataléptico.
En otros lados se cuenta que el atajacaminos era un gaucho bandido, que asaltaba caminos y que fue condenado a vivir así, a la vera del camino y perpetuo sobresalto.


EL BASILISCO

Era muy utilizado por nuestros padres y abuelos el término "Esta hecho un basilisco", o "Es un basilisco", en referencia a cuando alguien está como endiablado, enloquecido, enfurecido.
Este reptil es un animal muy extraño, semejante a una lagartija con un solo ojo en la frente redondo y sin párpados. En otros casos lo representan como una animal con cabeza de gallo y cuerpo de serpiente (seguramente proveniente de la mitología europea).
Dice la leyenda que nace de los huevos pequeños y sin yema que ponen algunas gallinas y en algunas regiones se comenta que de los huevos puestos por gallos viejos. Paleari completa este concepto diciendo que nace de "un huevo sin yema puesto por un gallo y empollado por un sapo sobre el estiércol".
El basilisco puede esconderse en cualquier recoveco de la casa y la persona que lo vea al ojo puede morir de inmediato o quedar ciega. Una forma de combatir a este prodigio es lograr que se observe en un espejo y muera del espanto.
Hay que tener cuidado de destruir los huevos antes de que el animal nazca, pues su gestación dura alrededor de un día.
Nos dice Antonio Paleari, en su completísimo Diccionario mágico jujeño, que el término proviene del griego "basiliskós", que significa reyezuelo, rey con menguado reino. Es interesante la relación que hace el mismo Paleari entre este extraño ser y los animales de la mitología azteca, maya o chibcha; quizá estableciendo alguna relación primitiva entre las distintas civilizaciones y sus mitos.
En la zona de Jujuy y parte de la puna el reptil es semejante a cualquier lagarto, pero en la zona de los valles y parte de Tucumán, Santiago y Catamarca, muchos paisanos aseguran que tiene un solo ojo en la frente, como hemos referido anteriormente. Así como un espejo mata al basilisco, Paleari nos dice que el monstruo también muere si es visto antes por un hombre.


LAS BRUJAS
Del mismo modo que el séptimo hijo varón de una familia es un lobisón, la séptima hija mujer es una bruja.
Por lo general andan en sus escobas buscando niños para comer. Otros dicen que la que vuela es su cabeza, que se desprende cuando las brujas se acuestan. La forma de descubrirlas, es atrapando su cabeza y marcándola o bien dando vuelta el cuerpo sin cabeza para que se le pegue al revés.


CAÀ PORÀ
Colombres, Adolfo en su SERES SOBRENATURALES DE LA CULTURA POPULAR ARGENTINA, nos dice que el Caá Porá es un fantasmón del monte de la región guaraní. Es un gigantesco hombre, peludo y que fuma una extraña pipa hecha de un cráneo y una tibia humanos.
Se dice que captura a las personas y las devora chupándolas. Se lo ha descrito de formas contradictorias: una mujer que protege a los animales o un ser gigante y peludo que come crudo a los animales que el hombre hiere y no llega a matar.
Según el mismo Colombres en Misiones y Corrientes, su zona de influencia, este ser aparece montado en un chancho del monte (pecarí) para traer desgracia a los cazadores despiadados.
Desgraciadamente no tenemos datos de como hay que defenderse de este temible ser o que hay que hacer cuando se lo oye en el monte.


CACHIRU
Este mito sin la difusión de otros como la mulánima o el duende es descrito por Adolfo Colombres en su Seres sobrenaturales de la Cultura Popular Argentina. También se lo llama Cachurú.
Es representado como una gran lechuza, de color gris oscuro y de poderosas garras, tiene ojos luminosos que denuncian su vuelo nocturno y silencioso. Eventualmente se oyen sus fuertes graznidos.
Ataca a las personas, elevándolas con sus poderosas garras y destrozándolo, le come el alma para convertirlo en un fantasma. Muy rara vez se lo oye o ve en campo abierto, su zona preferida son los tupidos montes, en donde es casi imposible el acceso.
Se tienen referencias de sus apariciones en Mailín, Santiago del Estero.


EL CARDON

Cuenta la leyenda que los cardones que hay en los valles, en especial en el camino a Amaicha del Valle, son indios, que convertidos en plantas, aún vigilan los valles y los cerros. Ellos velan por la felicidad de sus habitantes que, de esta manera, nunca más serán perturbados por extraños en conquista de tierras.
Pero más trágico es saber cómo se convirtieron en plantas. Se cuenta que en épocas de la conquista, el Inca, al ver que los españoles estaban dominando y martirizando a su El cardónpueblo, envió emisarios a los 4 puntos del imperio para organizar las tropas y así dar un golpe mortal al invasor.
Para ello, los guerreros se apostaron en puntos claves por donde pasarían los conquistadores, esperando la orden de atacarlos por sorpresa, pero esta orden nunca llegó pues los chasquis enviados fueron capturados en el camino y el Inca fue capturado, torturado y muerto. Los valientes indios esperaron y esperaron y vieron, desorbitados, pasar las tropas europeas sin recibir la orden de atacar.... pasó el tiempo y, desolados, quedaron en sus puestos.... la Pachamama, piadosa, los fue adormeciendo y haciéndolos parte de ella.... así comenzaron a unirse sus pies a la greda y la Madre Tierra los cubrió de espinas para evitar que los dañaran en su sueño...
Se dice que aún hoy estos estoicos vigías esperan la orden que nunca llegará...



EL COQUENA
Habita en la zona de la puna (Salta y Jujuy) y se aparece a los pastores y a los cazadores de vicuñas que cazan con armas de fuego.
Se dice que es un hombrecito retacón, de cara blanca y con barba. Según E. Bossi es lindo, elegante, lleva un sombrero ovejón y usa ropa tejida con lana, pantalón de barracán, camisita de lienzo y un collar de víboras relumbrando, calza sus pies con ojotitas con clavos de plata.
Cambia su poncho todos los años para el carnaval y lo entierra, al viejo, en donde tiene su tesoro escondido.
Es el patrón de los animales del campo y de los cerros. Sólo permite que cacen por necesidad y a la vieja usanza (rodeando las tropas con hilos y trapos colorados y boleándolas).
Para pedirle permiso a Coquena, hay que dejarle ofrendas.


EL CRESPIN
Esta leyenda revela un drama conyugal, que habría sido originado por la conducta de una mujer amante del libertinaje, que abandonó a Crespín, el marido, para entregarse a toda clase de diversiones. Un día, aprovechando que Crespín se encontraba trabajando en sus sembradíos, se alejó de la vivienda dejándole un mensaje por intermedio de un vecino, en el que le hacía saber que había resuelto abandonarlo definitivamente, para divertirse libremente en los bailes del lugar. Enterado el marido de tal determinación, resignóse a vivir solo. Un día este enfermó... enterada de lo ocurrido acudió a verlo, mas que nada acosada por un cargo de conciencia. Tomando la misión de ir en busca de la curandera, en el trayecto ésta se encontró con una fiesta de la que no vaciló en compartir, haciendo caso omiso de la misión que traía. En lo mejor de la fiesta, fue avisada por un vecino que había fallecido Crespín. Sin darle mayor importancia respondió: "Hay tiempo para llorar" y siguió bailando.
Pasaron los años, carente de los atractivos de su juventud y arrepentida de su pasado, retornó en busca del marido para pedirle perdón, en la alucinante creencia de encontrarlo vivo. Al comprobar que el rancho estaba deshabitado, se marchó hacia los sembradíos mientras lo llamaba continuamente: "Crespín... Crespín...".
Habría ingresado a los montes convertida en pájaro para purgar sus faltas dejando escapar, año tras año, su grito estival.


EL CHAJA

Nos narra Félix Coluccio en su imperdible "Diccionario Folklórico Argentino" que el chajá habita en zonas de lagunas y ríos, y si bien es un ave con habilidad para volar muy alto como las demás rapaces, vive como animal domesticado. Es un ave monógama y lo único que lo separa de su pareja es la muerte , por ello se las ha llamado aves del amor, aves inseparables.
Esta leyenda tiene influencia religiosa, y nos cuenta que dos jovencitas estaban lavando la ropa en un río cuando llegaron Jesús y San Pedro, quienes habiéndoles pedido agua para beber, las muchachas le alcanzaron agua con jabón y por eso fueron maldecidas, y al querer irse, en lugar de decir yajá (vamos, en guaraní), dijeron chajá y salieron volando convertidas en pájaro.
Desde entonces sus carnes no sirven para comerse pues es pura espuma, y como se dice comúnmente: pura espuma como el chajá.
Nos cuenta Coluccio que en el Chaco hay una versión parecida:
Dos mujeres lavaban su ropa cuando se acercó una anciana para pedir agua, éstas le acercaron agua sucia y con jabón y se dijeron la una a la otra: yajá. La viejita, que era la Virgen María, al darse cuenta de la maldad de ellas, las convirtió en aves para gritar eternamente: chajá, chajá.
Se dice que si se duerme con una pluma de chajá debajo del colchon, se tendrá un oído fino y alerta.


EL DUENDE

Se dice que es un niño que murió sin ser bautizado o un niño malo que golpeó a su madre. Es muy pequeño, lleva un sombrero grande y llora como una criatura. Tiene una mano de hierro y otra de lana, cuando se acerca a alguien le pregunta si con cuál mano desea ser golpeado. Algunos dicen que, sin importar la elección, el duende golpeará siempre con la de hierro. Otros, en cambio, aseguran que los desprevenidos eligen la de lana y que es ésta la que en realidad más duele.
Posee unos ojos muy malignos y dientes muy agudos. Suele aparecer a la hora de la siesta o en la noche en los cañadones o quebradas. Tiene predilección para con los niños de corta edad, aunque también golpea sin piedad a los mayores.
En la zona de los Valles Calchaquíes existen dos historias muy curiosas con respecto al duende:
Rostro del duendeUna cuenta que un arqueólogo, internándose en el cerro a horas de la siesta escuchó el llanto de un niño. Al acercarse vio un párvulo en cuclillas y con la cabeza gacha. Cuando le preguntó si qué le sucedía, el niño alzó su maligno rostro y mostrando sus agudísimos dientes al tiempo que sonreía, le dijo:
- Tatita, mírame los dientes...
El "gringo" salió corriendo tan veloz como las piernas le daban y nunca regresó.
La otra historia, narrada por Lucindo Mamaní, de Tafí del Valle, cuenta que se vió al duende conversando en un zanjón con un niño que estaba a su cuidado (actualmente un prominente médico). Al acercarse don Lucindo, el duende -llamado "enano del zanjón" por los lugareños- salió huyendo.


EL FAMILIAR

Son muchas las familias que dependen de los establecimientos fabriles que se encuentran en medio del campo, esta es una de las razones por las que se formaron pueblos completos alrededor de los ingenios, en especial en el Norte Argentino.
Y pocas industrias tienen al aura de leyenda que rodea a estas corporaciones productoras de azúcar.
Tabacal en Salta, La Esperanza en Jujuy, y las decenas de ingenios tucumanos aglomeraron miles de personas en sus épocas de oro, y como cualquier fábrica, había épocas flojas para la caña de azúcar. Así cuenta la leyenda que los dueños hacían un pacto con el mismo demonio, para poder salir del pozo económico.
El intercambio era un tanto tenebroso: el Familiar, así llamado, tenía el permiso para devorar algún peón a cambio de un año próspero.
El fabuloso ser, descripto, la mayoría de las veces, como un enorme perro negro, vagaba entre los cañaverales a la búsqueda de su próxima víctima. Algunos testigos aseguran que el enorme demonio arrastraba una pesada cadena, otros juran que no tenía cabeza.
Los más atrevidos aseguran que el Familiar dormía en los sótanos del mismo ingenio, hasta que era soltado por el dueño, para cobrarse el pago anual pactado.
No conocemos paisanos que hayan podido contar un encuentro con el Familiar, y poco se sabe de cómo enfrentarlo, o escaparle, pero indudablemente el remedio más efectivo para este tipo de situación, es una profunda fe, un Rosario o un Crucifijo bendecidos, y todo acompañado por una enorme cuota de coraje.


HUIRAPUCA
En quichua, viento colorado, también denominado Huirapuca. Mito múltiple y misterioso de los diaguita-calchaquí. Es la madre de Shulco, el Viento; prima hermana del Remolino y pariente del Rayo. Viene a ser la diosa o espíritu del aire, Vive en las altas cumbres y en los profundos abismos cordilleranos.
Nos cuenta Adolfo Colombres que según Adán Quiroga, es un ser bicéfalo o tricéfalo. En un extremo de su cuerpo tiene una monstruosa cabeza de dragón, y en el otro una cabeza de serpiente. También puede tener cabeza de guanaco en una punta, y de renacuajo en la otra. 0 ser su cabeza y cuello de guanaco, su cuerpo de avestruz y su cola de serpiente, en cuyo caso toma el nombre de Tanga-tanga. Otras veces predomina lo antropomorfo, pues se dan monstruosas combinaciones con partes de distintos animales. También hay versiones que la pintan como una hermosa mujer de cabellos negros, cubierta con un manto por lo general rojo, hecho con el polvo que recoge en algunos cerros y gargantas.
Según una versión, Huayrapuca puede hacer tanto el bien como el mal. Sus malos sentimientos se manifiestan cuando destruye las cosechas y se afana por prolongar la sequía. Para conseguir esto último se traba en encarnizada lucha contra Puyuspa, el Nublado, su eterno enemigo, creador de la escasa humedad ambiente de esas regiones. Pero otros no ven qué bien puede traer, siendo un ser casi antagónico a la tormenta. Recorre las llanuras absorbiendo la humedad de las plantas y secando la garganta de los animales, que mugen lastimeramente. Vela el sol y barre las nubes. Antes se trataba de desviar su furia con aterradores gritos, y para cambiar su dirección se hacían cruces de ceniza en la puerta.
Se dice que le gusta coquear, y su chuspa está llena de hojas que arrebata a los arrieros de la mano mientras preparan el acullico.



CAKUY

Este cucúlido, el Nyctibius griseus cornutus (Vieillot), es un ave de rapiña, nocturna, denominada Kakuy y Túray por los quichuas, Urutaú por los guaraníes, la Vieja y Mae da luna por los brasileños.
Según Alberto Vúletin en “Zoonimia Andina” la pronunciación correcta es cácuy porque es onomatopeya del canto de esta ave de la familia de las Caprimulgidae.
Cuenta la historia que dos hermanos vivían en el monte. La hermana era mala y el hermano era bueno. El le traía frutos silvestres y regalos, pero ella le correspondía con desaires y maldades. Un día él regresó de la selva cansado y hambriento, y pidió a su hermana que le alcanzara un poco de hidromiel. La mala hermana trajo el fresco líquido, pero antes de dárselo lo derramó en su presencia. Lo mismo hizo al siguiente día con la comida. El hermano decidió castigar su maldad. La invitó una tarde a recoger miel de un árbol que estaba en la selva. Fueron allí y el hermano logró que ella trepara a lo más alto de la copa de un quebracho enorme (para algunos era un mistol, para otros un algarrobo). El, que subió por detrás, descendió desgajando el árbol de modo tal que su hermana no pudiera bajar. El muchacho se alejó. Allí quedó la joven, en lo alto, llena de miedo. Cuando llegó la noche, su miedo se convirtió en terror. A medida que pasaban las horas, comenzó a ver, horrorizada, que sus pies se transformaban en garras, sus manos en alas y su cuerpo todo se cubría de plumas. Desde entonces, un pájaro de vuelo aplumado, que sólo sale de noche, estraga el silencio con su grito desgarrador -¡"Turay", "Turay" !- : ¡"Hermano", "Hermano" !.
Otra leyenda (Lehmann-Nitsche) nos habla de que el dios Sol, personificado en un gallardo mancebo, enamora a Urutaú, hermosa doncella. Luego de seducirla se va. Convertido en el astro viajero se instala en el firmamento. Desesperada en su dolor y en su abandono, Urutaú sube a un árbol muy alto, y allí se queda para mirarlo siempre. Cuando el sol desaparece por el horizonte, Urutaú llora con desesperación su ausencia, y lanza gritos desgarradores. Recupera su calma cuando su amado surge nuevamente por el oriente.
El nombre kakuy ha sufrido varias evoluciones, así cacuy, kacuy, etc., nosotros hemos adoptado la utilizada por Bernardo Canal Feijóo en su trabajo Mitos perdidos (1938).


EL LOBISON
Este ser llegó a la Argentina a través de Brasil, y se tiene noticias de él en el Litoral (N.E.).
Si una familia tiene siete hijos varones, la maldición cae sobre el séptimo. Se dice que es un hombre alto, delgado y con mucho pelo. Antes de convertirse anda muy nervioso y se enoja fácilmente, puede transformarse en los cementerios o cercanías y sobre todo cuando el acólito florece y la luna está llena. Se alimenta con carroña y cuando anda por el monte puede morder a los desprevenidos.
Cuando muerde o salpica con sangre o saliva a sus víctimas, éstas pueden transformarse.
Según Elena Bossi, para protegerse del lobisón hace falta:
- una bala bendecida en 3 iglesias (7 según otros). No se debe apuntar al bulto sino a la sombra.
- un cuchillo bendecido que tenga forma de cruz.
- una linterna con pila bendecida (de lo contrario no alumbrará).
- una alpargata (cuando se le pega al lobisón con una alpargata, se vuelve persona).
Se lo puede atar; pero tiene que ser con lana abierta de tejer. Así se queda quietecito cuando lo enlazan. Si es perro lobisón hay que sujetarlo del cuello; si es perra lobisona, de la mitad de la espalda (media res).


LA LUZ MALA

Nuestro interior provinciano es muy lindo en paisajes y bellezas naturales, pero más bondadosa ha sido la naturaleza con el hombre que habita en esas "soledades"; en esa eterna quietud y paz. Soledad que se convierte en compañía para el espíritu, que le infunde melancolía y le fortifica el alma. Pero no siempre hay tranquilidad en El Farol de Mandinga esos parajes; las corridas, los velorios, las fiestas religiosas y las supersticiones mantienen inquieto al hombre de cerro y de campo y le tornan divertida su monótona vida.
La riqueza cultural de nuestra gente es inimaginable; resultado de la fusión de las antiguas culturas aborígenes, del cristianismo, de las soledades y desventuras que en el marco geográfico se desarrollaron a través de años y años. Un tesoro que el hombre de la ciudad por su vida agitada y sofocante muchas veces no conoce, y que forma parte de nuestra tradición.
Entre las supersticiones y leyendas de la gente del campo o de los cerros está la de la "luz mala" o "Farol de Mandinga", mito con trascendencia religiosa que se extiende por casi todo el Noroeste Argentino.
En algunas épocas del año (generalmente las más secas) se suelen ver de entre las pedregosas y áridas quebradas de los cerros del oeste tucumano (Mala Mala, Nuñorco, Muñoz, Negrito, Quilmes, etc), a la oración - de tarde -, o cuando los últimos rayos del sol iluminan las cumbres de los cerros y el intenso frío de la noche va instalándose en los lugares sombreados, una luz especial, un fuego fatuo; producto de gases exhalados por cosas que se hallan enterradas conjugados con los factores climáticos; a ella - con terror y morbosidad - los lugareños denominan "luz mala" o el "farol del diablo".
El día de San Bartolomé (24 de agosto) es el más propicio para verlos, ya que es cuando parece estar más brillante el haz de luz que se levanta del suelo y que, por creencia general, se debe a la influencia maligna, ya que popularmente estiman que es el único día en que Lucifer se ve libre de los detectives celestiales y puede hacer impunemente de las suyas (Ambrosetti, "Supersticiones y leyendas"
La luz es temida también por que imaginan ver en ella el alma de algún difunto que no ha purgado sus penas y que, por ello, sigue de esa forma en la tierra.
Generalmente nadie cava donde sale la luz por el miedo que ésta superstición les ha producido, los pocos que se han aventurado a ver que hay abajo de la luz siempre han encontrado objetos metálicos o alfarería indígena - muchas veces urnas funerarias con restos humanos, lo que aumentó el terror- que al ser destapada despide un gas a veces mortal para el hombre, por lo que los lugareños aconsejan tomar mucho aire antes de abrir o sino hacerlo con un pullo - manta gruesa de lana - o con un poncho, de suerte que el tufo no llegue a ser respirado.
Nos cuenta don Hipólito Marcial que: "La luz blanca que aparece en la falda del cerro es buena, donde entra hay que clavar un puñal y al otro día ir a cavar... va a encontrar oro y plata. De la luz roja huyan o recen el Rosario, se dice que es luz mala, tentación del diablo".
Debido a la continua migración a las ciudades y centros poblados, y por constante progreso estas leyendas van quedando reservadas solo para los mayores; la juventud se preocupa por otras cosas que estima más importante.-
Hay que herirlo sin que se dé cuenta, de lo contrario atacará y matará (sic).


MAYOATO
Del quichua mayu, río, y atoj, zorro. Animal misterioso que parece limitar sus dominios a una ciénaga próxima a Animaná, provincia de Salta (Adolfo Colombres), pero su influencia se extiende a todo el Norte Argentino y algunos sectores del Litoral.
Se asemeja al zorro del agua, del que toma su nombre, pero tiene manos de guagua (niño pequeño) y patas como de perro. Llora como criatura.
Es muy común oír a la gente hablar de este ser pero sin saber exactamente cual es el peligro real que encierra. Muchas veces se encontraron sus huellas en zonas cenagosas y a pesar de que es muy difundida su existencia, son pocos los datos que se tienen al respecto.

MULANIMA

También llamada Alma-mula, este engendro es una mujer condenada por pecados muy graves en contra del pudor. Galopa por los campos haciendo un ruido metálico [La Mulánima (dibujo de CATU] estruendoso - como si arrastrara cadenas -; echa fuego por la boca, los ollares y los ojos y mata a la gente a dentelladas o a patadas. Se la ve sólo de noche y su apariencia es la de una mula envuelta en llamas..
En Tafí del Valle se ha encontrado, en la "Ruta de Birmania" (camino que lleva al Ojo de Agua y que pasa por detrás de la Loma del Pelao), una piedra con una pisada de este animal.
Se comenta que sólo un hombre con mucha Fe o muy valiente puede escapar de su infalible ataque. Para repelerla o defenderse se debe repetir tres veces "Jesús, María y José".
Algunas personas dicen que el Alma-mula es el Diablo mismo.
Elena Bossi en Seres Mágicos, nos cuenta que la Mulánima es una mujer condenada que se transforma de noche, con la primera campanada de las doce, en una mulita chica, que anda galopando y arrastrando cadenas, mientras da rebuznos estridentes y desesperados. La misma autora narra que el grito de la Mulánima es a veces como un relincho y otras como un llanto de mujer… y que el periplo de este ser termina en la puerta de una iglesia, emprendiendo el camino de regreso.
“Lleva las riendas suelta, de modo que al correr las pisa y se lastima la boca con el freno” cuenta Elena Bossi, lo que agranda aún más la desesperación del fabuloso animal. Hasta se dice que sale mayormente en tiempos de tempestad y que ataca las majadas, comiendo algunos animales y dejando otros heridos.
Juan Carlos Dávalos, el gran escritor salteño, relata que un peón suyo, “allá por los 20”, llevando un arreo en las cercanías de los nevados del Acay, se separó del grueso de la tropa para buscar un ternero perdido… le llegó la oración en la travesía y cuando volvía por una estrecha huella del cerro, vio a la lejanía una pequeña luz que se acercaba rápidamente… el viento que corría del mismo lado trajo el vaho azufrado… cuando se dio cuenta que es lo que se acercaba… era tarde… de frente y dando horrorosos alaridos y tirando fuego por los ollares, venía galopando desenfrenada una mula del tamaño de un caballo grande… Hallaron al criollo con el rostro desencajado y el pelo y los ensillados quemados… casi mudo… apenas pudo balbucear el encuentro y su corazón no resistió más… entre congelado y aterrorizado, el pobre no era más que un guiñapo… lo mismo que en la Ruta de Birmania, arriba mencionada, en esta senda del Acay también quedó marcada una huella en la piedra pelada… “que las hay… las hay”.


EL PITAYOVAI

Llamado también Talonyovai, son genios malignos que tienen el aspecto de indiecitos y habitan en las selvas del Alto Paraná, en el litoral argentino, también en el Chaco paraguayo y se dice que son antropófagos.
Tienen los pies sin dedos y los talones para adelante (su nombre en guaraní significaitayovai atacando... talón frente a frente), de esa manera desconcierta a todo aquél que intenta huir de él.
Poseen como arma hachas de doble filo, y subiendo en los árboles, esperan a que alguien pase para tirarse encima y matarlo. Ahorcan, muerden, destrozan y devoran a la gente que atrapan.
Como comenta Elena Bossi, aún se recuerda cómo durante la guerra del Paraguay con Bolivia, en 1932, el Pitayovai mató a muchos soldados destinados al monte.


PETEY
Relata Juan B. Ambrosetti que este ser es como una especie de tronco cubierto de pelos, de rasgos imprecisos tanto en su faz anterior como posterior. También como una bola peluda que rueda entre los árboles, chocando con ellos y girando a su alrededor.
Se le apareció a un vicio que andaba cazando pécaris, quien para salvarse tuvo que treparse a un árbol. Muchas horas estuvo allí aterrorizado, hasta que vino su hijo y mató al monstruo de un lanzazo. Al abrirlo, encontró que su corazón y demás vísceras estaban también llenos de pelos. Pero al regresar de esta aventura padre e hijo extraviaron el camino, y luego de errar tres días por el monte llegaron al rancho de un viejo que daba de comer a unos lechones, y que resultó ser el mismo dueño de los pécaris. Reunió a éstos y les dio el más grande, recomendándoles que sólo mataran lo necesario para su sustento. Aunque les indicó bien el camino de vuelta, para que no pasaran por un potrero habitado por Mboi-Moné, una serpiente negra muy peligrosa, fueron a dar al mismo. Huyeron antes de encontrarse con el terrible animal, pero bastó que pisaran su potrero para que ellos y los perros que los acompañaban murieran poco después.
Lo curioso del caso es que se llega a matar al ser fantástico, e incluso a eviscerarlo. Debía tratarse de una forma transitoria y caprichosa del Caá-Porá. Claro que la supresión de tal envoltura camal no afectó a la deidad, como lo prueba el hecho de que ya con la figura de un viejo recibió a los cazadores de buen modo, con regalos y consejos. La peculiar aparición podía tratarse asimismo de un enviado de la deidad.


EL POMBERO

Es muy parecido al Duende, pero a diferencia de aquel, se lo ha visto muy pocas veces.
Tiene los pies al revés para dificultar su búsqueda. Puede tomar la forma de cualquierPombero animal. Según Bossi, a la distancia parece un carpincho parado en las patas traseras, sus ojos no son como los nuestros, sino chatos, como los del sapo, y con cejas de pelo largo.
Mira fijo igual que las lechuzas. Tiene la boca grande y alargada y sus dientes son muy blancos.
Se dice que es el dueño de los pájaros y del sol y señor de la noche.
Sale a pasear en los meses de Octubre y Noviembre, cuando empieza el calor (en el N.O. y N.E.).
Cuentan que una vez, el Pombero se enojó con un hachero de la provincia de Formosa: Marco Gavasa, lo sacó del rancho con cama y todo durante la noche y lo dejó en medio del monte. Esto mismo se repitió durante varias noches hasta que una vuelta lo golpeó y lo dejó paralítico. Marco Gavasa murió a los 86 años en el año 1972.
Quiere a los chicos buenos y golpea a los malos. Cuando uno le imita el grito o el silbido, éste le contesta en forma enloquecedora. Dicen que se lo ahuyenta con ajo.
Por su parte nos han contado que en Corrientes la historia es un poco distinta, allí es más parecida al duende norteño, pues es un petiso narigón con gran sombrero aludo y con gran dote masculino que aparece en los bananales a la siesta y suele perseguir en especial a las niñas. Apodado el duende sombrerudo o señor de la siesta a los niños se les hace dormir después del almuerzo para evitar encontrarse con él.


LA SALAMANCA

El origen de esta leyenda se remonta a los estudiantes de la Universidad de Salamanca en donde se dice los estudiantes se juntaban en cuevas para estudiar, aunque otros señalan que para hacer brujería. Así pasó al Nuevo Mundo y tuvo su propia y folklórica mutación. ¿Será tal vez que los estudiantes se juntaban para profundizar conocimientos, y como salían tan sabihondos de la cueva, los envidiosos le endosaban los pactos demoníacos?
En Argentina es una fiesta organizada en honor al macho cabrío en algún socavón alejado del poblado. En ella se sirven exquisitos manjares y bebidas y se baila y canta hasta la primera luz del amanecer.
En la Salamanca se encuentran brujas, almas condenadas, y demonios de los infiernos. Juan Draghi Lucero nos cuenta varios casos en su imperdible Las mil y una noches argentinas (lectura obligada para el que quiera contar cuentos bien criollos).
Se dice que a la Salamanca pueden ingresar todos aquellos que deseen hacer un pacto con el Diablo o adorarlo. Al ingresar a la cueva se debe besar los cuartos traseros de un carnero y luego entregarse a la orgía.
En las noches suele oírse el estruendo de la música y carcajadas de los condenados. Si alguien pasa cerca de la Salamanca y no desea ser tentado a ingresar, debe llevar un Rosario en la mano o bien ser un hombre de mucha Fe. La gente que participa de la Salamanca puede estar varios días sin dormir y no se les nota el cansancio, además son "agraciados" con algunas virtudes como la ejecución de instrumentos, la capacidad de canto, la oratoria, etc. signos estos característicos de haber firmado un contrato con el Diablo.
“Un obrero de la zona de Las Bolsas ( Tafí del Valle), solía andar de juerga hasta avanzadas horas de la madrugada, y al día siguiente iba al trabajo como si hubiera dormido varias horas; con el tiempo empezó a hacer plata y ya todos los compañeros se pusieron nerviosos, porque tenía éxito con las mujeres, y siempre salía de noche... hasta una vez nos contó que él le había besado las ancas al carnero en una zanja de La Quebradita (Tafí del Valle)... un día no volvió a la obra y apareció con casa nueva, había dejado el trabajo pero seguía con mucha plata... casi no envejecía, pero algo raro pasó porque lo encontraron colgado del horcón de su casa”, relato de un viejo operador de vialidad de la zona del Infiernillo, Tafí del Valle, que pidió reserva para su nombre.
Alba Omil en su trabajo Lo demoníaco en los mitos del Noroeste Argentino (un libro sumamente entretenido) relata los pasos que se siguen para hacerse salamanquero:

- Iniciación: muchas veces relacionado con temas “cochinos”. Es el primer contacto con el entorno salamanquero.
- Primer grado: renegar de la fe y desnudarse
- Segundo grado: besar la boca de un sapo
- Tercer grado: la presencia de la víbora, para algunos negra, para otros peluda, pero siempre libidinosa.
- Cuarto grado: la parte quizá que más susto produce, el encuentro con el carnero, o macho cabrío, al que hay que darle un beso en las ancas (beso infame).
- Quinto grado: el tropel de los muertos, donde se aparecen los difuntos seres queridos.
- Sexto grado: la muerte de un ser querido. De este modo se hace manifiesta la pertenencia al demonio.
- Séptimo grado: el banquete. A modo de festejo se arma una gran comilona regada con mucho alcohol.
Siempre, al menos en los relatos vallistos, existió una íntima relación entre salamancas y “ranchos del ahorcado”, en ese entorno se escucharon relatos de grandes domadores, taberos, guitarreros o violinistos (se usa éste término en vez de violinistas) que terminaron sus días colgados con un lazo en el rancho o en un árbol cercano y el papel firmado con la entrega de su alma. En el segundo sombra existe un cuento titulado “Miseria” que pinta la situación en forma jocosa.
Elena Bossi, en su Seres mágicos que habitan en la Argentina, hace un mapa del país con las diversas salamancas que se suponen hay en las provincias.


EL UCUMAR

Es un ser con apariencia de hombre petiso y panzón. Tiene el cuerpo todo cubierto de pelos con manos y pies muy grandes. Se dice que posee una fuerza extraordinaria y que sus gruñidos ensordecen. Se lo ha visto en la zona de pedemonte, por lo que se piensa que vive en cuevas de las montañas.
En Salta, se intentó ubicar a los ucumari conocidos como los únicos osos de Sudamérica, que habitaron, según se cree, hace miles de años. Tenían un collar blanco y todas las características de los úrsidos europeos o de Norteamérica. También se cree que el oso de anteojos, difundido en parte de América del Sur pudo haber sido el inspirador de este particular ser mitológico. [Oso de anteojos]
El Dr. Manuel Lizondo Borda, en su Estudio de las, Voces Tucumanas, (Derivadas del Quichua), explica así este vocablo: "Llamábase así a un hombre casi bestial, feo, peludo, que vivía en los montes tucumanos, hace varios anos, y que ocupó mucho la atención pública hasta que fue preso por las autoridades: Se le atribuían raptos de muchachas. (Con este nombre se asustaba a los chicos, para quienes significaba algo así como el monstruo)".
Ucumar: es voz quichua y aymara y significa en ambos idiomas: Oso.



LA UMITA

Está historia es conocida mayormente en el noroeste argentino, con menos influencia en el norte de Jujuy. Entre varias versiones (Colombres, Coluccio, etc.), transcribiré la de Paleari, que en cierto modo comprende a las otras...
Se cree que el nombre de Umita es un diminutivo castellanizado del vocablo quichua La umitaUMA que significa cabeza y, efectivamente, la leyenda se refiere a una cabeza de hombre (algunos obvian el sexo) con abundante y larga cabellera, ojos desorbitados, y tremenda dentadura que flota en el aire por las noches, gimiendo, llorando y provocando el terror entre quienes tienen la triste suerte de encontrarla.
Es un "alma en pena", sin duda, que paga sus culpas con el errabundo y eterno vagar por los caminos solitarios. Nadie sabe por qué fue condenada al Purgatorio, ni por qué se empeña en provocar el susto. Alguna vez un paisano valeroso la enfrentó y lucharon toda la noche, hasta el alba. Ganó y la Umita se transformó en toro o en ternero. Previamente narró su culpa al vencedor pero éste, a sus vez, no pudo contarle a nadie, pues como precio a su hazaña perdió el habla para siempre.



LA VUIDA
Es el alma de una señora que murió al enterarse de que su marido le era infiel y firmó un contrato con el diablo para vivir eternamente y poder vengarse.
Por lo general sale de noche y sube a las ancas de los caballos de los hombres que vuelven a sus casas.
Sólo se la puede combatir con un crucifijo o un rosario y sin tener miedo. En la zona de los Valles Calchaquíes se dieron varios casos de paisanos que fueron "espantados" por la viuda.


YASIYATERE

Tal el nombre de un pajarito que vive en las selvas del nordeste argentino, cuyo silbido monótono se oye al amanecer y anochecer.
En noches de luna, en Enero, se oye un silbido: yateré...yateré... cada vez más cercano, cada vez más fuerte; entonces, las madres cuidan de no dejar solos ni un sólo momento a sus hijos pequeños.
Es un criatura de entre 2 y 6 años, de cara bonita, rubio, ojos azules o amarillos, sin orejas. Tiene un olor muy fuerte y desagradable.
Rapta niños que encuentra solos al mediodía o a la siesta. Sólo se lleva a los varones,Yasiyatere borrando el bautismo a las mujercitas, por lo general las deja pues tienen el pelo tan largo como él. Lame sus frentes para quitarles el bautismo. Al rato de jugar un rato con ellos, los abandona envueltos en lianas y enredaderas, y los niños quedan mudos, atontados presa del su encantamiento.
Todos los años, para el aniversario del rapto, los chicos sufren ataques de epilepsia, para curarlos hay que bautizarlos de vuelta, cosa que no siempre funciona.
El Yasíyateré usa un gorro o boina roja. Su ropa es amarilla. Alrededor de su cuello tiene muchas llaves de oro y cinco anillos en los dedos. Lleva una varillita mágica, un bastoncito de oro muy brillante en el cual reside todo su poder; si alguien logra quitárselo comienza a llorar, pidiéndolo. Sin su bastón se debilita.
Cuando camina queda solo la huella del pie izquierdo, el derecho no se ve. Vive en lo profundo de la selva y come solamente huevos, miel y fruta. Es dueño de muchísimas alhajas y de tesoros.



EL ZUPAY

El Zupay, uno de los seres malignos de nuestra mitología folklórica... En realidad es el mismo demonio. Ricardo Rojas mencionaba que el Zupay prefiere la forma humana para sus manifestaciones; "ha encarnado alguna vez en cuerpo de hermoso mancebo, apareciéndose en un rancho de la espesura para tentar a cierta mujer ingenua. Se ha mostrado otra ocasión como un gaucho rico y joven que visitó la selva en su caballo enjaezado de mágicos arreos".
El Zupay es todo lo que representa el mal, el sufrimiento, la desdicha, la maldición. En algunos sitios del Norte Argentino y sur de Bolivia es también un dios, resultando la paradoja del dios-demonio y demonio-dios.
Son diversos los lugares que habita este maligno ser, lugares de juego, de placer y de tentación. El es el que preside las reuniones de la salamanca, el que tiene como súbditos a sapos, víboras, duendes y los desdichados que le vendieron su alma a cambio de alguna gracia terrena.
El Zupay vendría a ser el Satanás cristiano y al Anchanchus incaico, tal nos recuerda Antonio Paleari.
Sus ardides para lograr sus objetivos son infinitos, desde parecer un ingenuo niño, hasta una tentadora mujer, así pone a disposición de los incautos y descreídos todas sus artimañas, las que terminan con un contrato firmado con tinta china y la muerte del criollo que por una mujer, cantar, bailar o dinero le entregó el único don que el hombre no debe descuidar: su alma.
Sus nombres más comunes son Diablo o Tío y se dice que vive preferentemente en las profundidades de la tierra en medio de llamas ardientes. Cuando se está por producir su aparición el olor inconfundible del azufre es una carta de presentación que apabulla al más valiente.
Antonio Paleari dice que su imagen más difundida es la de un pequeño enano de anchas espaldas y abultado vientre, calvo y si bien no es joven, tiene agilidad y cierto donaire. Su mirada es cautivante, socarrona y su sonrisa, franca y compradora. Su vestimenta es variada pero muy rica. Vive en las grutas, en los fondos de las lagunas y de los manantiales. Vaga en las minas profundas y descansa en las casas abandonadas.
También es representado como un macho cabrío, mitad carnero mitad hombre, y su mayor arma es lograr la desunión y la desesperanza.