domingo, 18 de noviembre de 2012

ARTURO EL NEGRO DURAZO

En mi concepto, el mejor Jefe de la Policía que tuvo la Ciudad de México durante la última mitad del pasado siglo lo fue el tristemente celebre Arturo "El Negro" Durazo.


NO TIENE LA CULPA EL INDIO.


POR: Edwin Corona y Cepeda.


Conocí al "Negro" Durazo en el stand de tiro de la Policía del D. F., a cargo del Comte. Juan Chávez, allá por los rumbos de la carretera Tepepam-Xochimilco. Fallecido Don Juan, se hizo cargo de la instalación su hijo Heriberto y era común que cuando menos cada domingo se dieran cita para "darle gusto al dedo" policías de verdadera cepa como Valente Quintero, Jesús Miyasawa, los legendarios Agustín Montañez y Armando Guerra, el "Marino" acribillado en Cuernavaca, el actual Jefe de la Policía capitalina Manuel Mondragón y Kalb, a quien "El Marino" apodó como "Manolito Patadas" en virtud de que siendo Presidente de la Federación de Karate, hacia su triunfal entrada aventando patadas para distraer a quienes se encontraban concentrados en el campo de tiro de precisión.


De todos, el mejor tirador en la especialidad de "Tiro Mexicano de Defensa", lo era "El Negro" Durazo; no fallaba un tiro.


El stand de Juan Chávez, era también punto de reunión de los integrantes del equipo acrobático de la Dirección de Tránsito comandados por Arturo Bosch Yarza y entre los que se encontraban Jorge Meade, Carlos Luna, el "Indio" Sandoval, Luis Fink y otros que destacaba en el tiro yaqui. No faltaban tampoco los integrantes del equipo de tiro de la Policía Política creada por Adolfo López Mateos, a cargo del capitán Manuel Lecuona, posteriormente entrenador del equipo olímpico de tiro en la especialidad de velocidad sobre siluetas. Ni tampoco los integrantes de la INTERPOL, que eran unos cuantos.


Y era punto obligado de reunión de los famosos Hermanos de la Vega, Octavio y Emilio. Uno de ellos, Octavio, obtuvo el título de Campeón Mundial de Tiro de Fantasía y daba exhibiciones de su habilidad (moderno Buffalo Hill), tanto con la motocicleta, como con la pistola en diversos teatros de ls República, siendo de recordar la temporada del Blanquita, donde se "matrimonio" con la cantante Amalia Mendoza "La Tariacuri".


Emilio, su hermano era el Delegado de Tránsito en Coyoacán y gustaba de echar "carreritas" en la bajada de Los Dínamos en Contreras, con quienes, en ese tiempo nos gustaba correr el caballo de acero. Yo poseía una moto BSA, modelo "Golden Flash" de 650 c.c., arreglada para carreras, que con éxito competía con otras de mayor cilindraje como la Harley Davison de 1,250 c.c., que era lo moto oficial de los "tamarindos".


Era también punto de reunión obligado de la Policía Federal de Caminos y La Tariacuri se encargaba de llevar a varias de sus amigas, todas de no mal ver, como el caso de Elsa Aguirre, Emilia Guiu, Miroslava y otras que servían de deleite y distracción a los tiradores.


Eran los tiempos en los que la policía era eso, un cuerpo de seguridad, de servicio y vigilancia comunitaria donde el uniforme del "cuico" era respetado y su trabajo reconocido por todos los sectores sociales. Allí, entre balazo y balazo, se podía platicar con aquellos policías de antaño, como Don Valente Quintana, cuya solución a diversos casos como el de la mujer que vendió el Monumento a la Revolución para construir una gasolinera gigante o el asesinato de dos viejitos millonarios y un perico ocurrido en San Ángel fueron solucionados rápidamente, O el de "Goyo" Cárdenas y el "Pelón" Sobera que de inmediato fueron descubiertos y aprehendidos. La ciudadanía vivía tranquila, sin temor, sin miedo. Confiaba en "su" policía. Y esa confianza duró hasta el fin del mandato del Negro Durazo, que fue policía. Empezó desde abajo como policía judicial, ascendió a Jefe de Grupo, fue Jefe de la vigilancia en la Aduana del Aeropuerto y ascendió con el grado de General al mando de "su" policía. Y se las sabía, de todas, todas. La ciudadanía podía dormir tranquila, aunque el Negro fuese un pillo de siete suelas. El asunto estaba arreglado de antemano y se sabía quien era quien, tanto en el hampa como en la policía. De todas, todas.


Y en el stand de Juan Chávez se establecía ese intercambio de ideas y conocimientos policiales entre elementos del "activo" con miembros de la sociedad civil como Demetrio Sodi Pallares y Adolfo Vázquez Romero, ambos miembros de destacadas corporaciones policíacas internacionales preocupadas por elevar el nivel académico de sus integrantes como la Surete francesa, el Scotland Yard inglés o el FBI estadounidense.


Hoy en día, eso se ha perdido, los policías de "carrera", como lo fue "El Negro" Durazo ya no pueden aspirar a ser Jefe de la Policía, de su Policía. Esta, irremisiblemente ha caído en poder de militares de alto rango. Es el premio (o botín) del retiro. Como si no cobrarán una magnífica pensión y gozarán de canonjías especiales.


La actual situación de la Policía, requiere de otras perspectivas, de otra organización, no de aumentos de sueldo o de mejor armamento y equipo, que aunque es necesario, no es imprescindible. Requiere de estímulos y profundo conocimiento, ya que son contadas, si no nulas, las instituciones académicas policiales que cuentan con estudios superiores para la formación de sus mandos, tal como existen el Ejército y la Armada. Las Academias de Policía únicamente sirven para entrenar al novato, al aprendiz en la formación, el saludo y el supuesto acondicionamiento físico. Nada más.


En casi todas las Policías de los Estados, se presenta esta crítica situación, pese a la gradación castrense del Jefe, que va desde capitán primero hasta general de división - todos retirados - y quienes no tienen ni la menor idea de cómo se maneja este cuerpo, ni a que se debe dedicar. Basta con ver un mapa de territorio nacional para comprobarlo. Se establecen "Coordinaciones educativas" con las que se pretende llegar a la formación de "mandos", pero es la propia institución policial la que desconoce la labor profesional y el binomio educación-policía es un fracaso total y rotundo. Es así, que aunque se obligue al policía a tomar estos "cursos de coordinación educativa", al recibir el diploma o la constancia de "asistencia", no le queda otro recurso que "colgar" su título de "policía profesional" en el árbol o pared más cercana del crucero en que le toca su turno.


Pero no tiene la culpa el indio, sino quien lo hace compadre, ya que es la misma autoridad civil quien designa a los mandos superiores de la policía y aunque aduce - aparentemente - que no tiene otra alternativa en la "guerra a la delincuencia organizada" , esto se debe a que "no existen policías de profesión", lo cual es una verdadera mentira. Esto es difícil de concebir, pero cuando la Policía esté en manos de un Policía, otro gallo cantará. Y allí esta el ejemplo de "El Negro" Durazo.

MITO O REALIDAD?

Pocas figuras tan oscuras en nuestro panorama político nacional como la del General Arturo Durazo Moreno, jefe de la policía capitalina durante el sexenio de José López Portillo (1976-1982). Una leyenda negra asociada a un libro titulado “Lo negro del negro Durazo” además de conocidos escándalos de corrupción y excesos, colocan al general como la figura central si de corrupción, o enriquecimiento ilícito se trata, y en fin, el actor principal en uno de los momentos más oscuros de nuestra historia contemporánea.

El documental entonces, rebasa la línea del mero periodismo de escándalo y de las dos películas de calidad videohome – una basada en el libro que se menciona y otra, tratando de limpiar su imagen- que se han realizado sobre tan oscuro personaje.

Katz presenta una visión además aderezada con comentarios tan destacados como los del historiador Lorenzo Meyer y de Carlos Monsivaís, que resultaron lo más valioso de la cinta. Pocas veces cuando se habla de Durazo se puede pensar que quepa el análisis, ya que pareciera que el escándalo habla por sí mismo. Katz, entiende que de hacerlo así, su documental apenas se diferenciaría de los programas estilo “la historia detrás del mito” por lo que intenta dar una visión objetiva, incluyendo incluso la opinión de Juan Velázquez, abogado defensor del general y otro amigo personal del mismo.

Pero la visión objetiva termina por no ser decisiva, porque tratándose del Durazo, hace mucho que el veredicto entre la opinión pública es inamovible. La corrupción hecha persona es lo que se sabe del personaje y eso –francamente- está muy difícil cambiarlo. Lo que no deja de ser interesante de este trabajo es lo actual que resulta el combate a la corrupción, el narco infiltrado en las altas cúpulas del poder y un PRI que por un momento se nos había olvidado la forma en que operaba, y los muchos agravios que una grupo de poder sin escrúpulos, perpetró en contra de los mexicanos durante todos esos años.

Y en este sentido, es también de destacar la inclusión de las propias palabras de General Arturo Durazo, donde se hace evidente una muletilla en particular: repite la palabra “verdaderamente” en repetidas ocasiones. Y es un gran acierto usarla en el título, porque sardónicamente, ninguna de las explicaciones que da entonces sobre su actuar como funcionario público se puede considerar como verdadero. Un claro ejemplo de cómo el discurso se pervierte, a fuerza de repetición, falsedad y cinismo.

Un documental que además fue afortunadamente  transmitido vía canal 11 y por televisión abierta y que todos los mexicanos merecen ver y comentar. Dicen que somos un pueblo sin memoria. Ojala pensando en el 2012, la cosa – por lo menos en este rubro- empiece a cambiar un poco.

Lo mejor:

    Los destacados comentarios de Lorenzo Meyer y Monsivais. Son pocos – creo que nos hubiera gustado escucharlos más- pero son definitivos y contundentes.

Lo peor:

    Las imágenes que vemos son casi todas, de los espacios informativos de Televisa. Es un poco indignante saber que esta empresa tiene en realidad un archivo fílmico que sería muy útil para documentar nuestra historia contemporánea. Las imágenes que vemos en este documental, las vimos también en los trabajos de Enrique Krauze, lo cual hace pensar que la empresa suelta la imágenes del modo que le conviene. ¿Que no habrá en esos archivos?
    BIOGRAFIA
    
    Breve reseña biográfica

    De extracción humilde, Arturo Durazo nació en Sonora en 1924, y emigró a la ciudad capital en busca de oportunidades económicas. Durante su infancia y adolescencia vivió en la colonia Roma de la ciudad de México. Ahí entabló amistad con José López Portillo, lo que le redituó el ser considerado por éste para ocupar la jefatura de la policía durante su gobierno. De acuerdo con el periodista, escritor e historiador Humberto Musacchio, Durazo Moreno estudió en la ESCA del Instituto Politécnico Nacional y después, durante el gobierno del general Manuel Ávila Camacho y durante parte del gobierno de Miguel Alemán Valdés, fue empleado del Banco de México. Hacia finales de 1948 cambió de funciones y se desempeñó como Inspector de Tránsito de la ciudad, hasta 1950. Poco después se convirtió en agente de la Dirección Federal de Seguridad (DFS) y posteriormente, hacia 1958, obtuvo su ascenso como comandante de la misma corporación. Se presume que a finales de los años 60 y principios de los 70 formó parte de la dirección de las "Brigadas Blancas", agrupación gubernamental encubierta destinada a actuar como represora de los movimientos políticos y sociales durante la "Guerra Sucia".
    Jefe de la policía capitalina

    Al lograr su ascenso al poder, José López Portillo lo nombró jefe de la desaparecida DGPyT (Dirección General de Policía y Tránsito) de la ciudad de México, cargo en el que se mantuvo durante todo el sexenio lopezportillista (1976-1982). Según las investigaciones efectuadas años después en los archivos de la desaparecida institución y también según el testimonio de muchos oficiales de policía, se encontró que el ambiente que prevaleció durante su ejercicio fue la "mordida" o "entre" que todos los oficiales debían entregarle. La extorsión a sus subalternos era materia conocida por muchos. Instauró también, en 1976, la creación de la Dirección de Investigaciones para la Prevención de la Delincuencia (DIPD), institución cuya siniestra fama de albergar a agentes policíacos corruptos y despiadados fue célebre entre la población. Dicha corporación fue dirigida por su amigo Francisco Sahagún Baca. Era común que los policías adscritos a esta división "amadrinaran" (protegieran) a delincuentes probados para liberarlos posteriormente a su captura, bajo un espectro de corrupción muy extendido y enraizado. Dentro de esta premisa, los mismos policías capitalinos, ante dicha impunidad, tuvieron libertad de realizar asaltos a bancos y a diferentes comercios, así como también la extorsión y privación ilegal de la libertad de muchos ciudadanos que transitaban como cualquier otro en las calles de la ciudad para "sembrarles" delitos varios como tráfico, lenocinio, homicidio, robo, violación etc, para inculparlos por estos delitos que no habían cometido y solapar a criminales de su propia corporación policiaca. La impunidad fue, pues, uno de los rasgos notables de su desempeño como jefe policíaco. La tortura fue otro de los aspectos que prevaleció en esta corporación, ya que cualquier delincuente que era remitido y no era considerado dentro de los cotos de poder era sometido a interrogatorios bajo actos de tortura, ya fuese para confesar sus delitos o para aceptar otros no cometidos. Incluso mucha gente inocente fue víctima de sus métodos. También durante sus funciones fue creado el Colegio de Policía.

    Durazo fue nombrado por el presidente General de División sin haber cursado una carrera militar, lo que le ganó la antipatía de muchos militares, entre ellos el Secretario de la Defensa Nacional, el general Félix Galván López. Sus amistades cercanas le aplicaban el mote de "El Moro de Cumpas", en referencia a un corrido mexicano muy famoso, y también el mote de "El Negro", por las características de su rostro. El sobrenombre de "El negro Durazo" fue el común entre los habitantes de la ciudad. El evidente abuso del poder se puso de manifiesto al implementarse operativos arbitrarios, los cuales las más de las veces eran efectuados para favorecer a algún familiar o conocido cercano. El enriquecimiento ilícito e injustificable adquirió alturas insospechadas pero evidentes. Por mucho tiempo se le vinculó sobre sus posibles nexos con bandas de narcotráfico.
    Hechos célebres durante su ejercicio

    Al mando de la Dirección General, Durazo afrontó diversos sucesos históricos que evidenciaron su peculiar estilo para dirigir la secretaría.
    El homicidio del matrimonio Flores-Izquierdo

    El 6 de octubre de 1978 un suceso conmovió a la sociedad mexicana: el político nayarita Gilberto Flores Muñoz (ex secretario de Agricultura durante el gobierno de Adolfo Ruiz Cortines, ex gobernador de su estado natal y presidente, en ese entonces, de la Comisión Nacional de la Industria Azucarera) y su esposa, la escritora Asunción Izquierdo fueron asesinados, a machetazos, en su residencia de las Lomas de Chapultepec. Las pesquisas comenzaron, y la presión sobre la policía capitalina era enorme. Las versiones preliminares suponían que el doble homicidio se debió probablemente a un robo en complicidad, pero no había pruebas suficientes; se buscaba inculpar a alguno de los empleados del matrimonio victimado -quizás en busca de resguardar a la clase política e influyente. Sin embargo, al final, a partir de las averiguaciones efectuadas por quien en aquel entonces era jefe de la policía judicial, Jesús Miyazawa Álvarez (amigo y colaborador de Durazo) y sobre todo por la confesión del nieto de las víctimas, Gilberto Flores Alavez, el caso se cerró, pero la exhibición ante los medios -por parte de Durazo y sus colaboradores- del asesino confeso, quedó en la memoria de muchos como síntoma de una práctica común en él. Gilberto Flores Alavez sería confinado a la Penitenciaría de Lecumberri.2
    La masacre del Río Tula

    Otro hecho que posteriormente se relaciono con el desempeño de Arturo Durazo al frente de la policía capitalina, fue el de la aparición de 12 cadáveres,-el 14 de enero de 1981- en la lumbrera #8 del emisor central del sistema de drenaje profundo, ubicada en San José Acoculco, Municipio de Atotonilco de Tula, Estado de Hidalgo, pertenecientes presuntamente a varios hombres de origen colombiano. Los cuerpos presentaban signos de tortura extrema, mutilizaciones y unos pocos de ellos habían sido decaptiados.

    Las averiguaciones posteriores apuntaban a que Durazo Moreno, Jefe de la Policía de la ciudad de México, fue responsable intelectual. Y su colaborador Francisco Sahagún Baca habría sido el autor material en complicidad con algunos de sus subalternos. Solo 8 cuerpos fueron identificados dos años después. Moreno huyó de México en 1982 cuando el nuevo presidente inició investigaciones de corrupción policial. Sin embargo, Durazo Moreno sería capturado más tarde y extraditado a México.
    Culto a la personalidad

    A la mitad del sexenio López Portillista la imagen de Durazo recibía varios elogios por parte de los medios y de las personalidades destacadas de la sociedad, su intervención en la frustración del secuestro de la hermana del presidente: Margarita López Portillo, ideado por la Liga 23 de septiembre le ganó elogios de la cúpula en el poder, recibió distintos reconocimientos, recibió El micrófono de oro por parte de la asociación Nacional de Locutores, fue nombrado miembro de la Legión de Honor y para contrariedad de algunos juristas fue nombrado "Doctor Honoris Causa" por el Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal -sin tener antecedentes como jurista-no obstante algunos periodistas ya indagaban sobre sus dudosas actividades privadas.
    El "Partenón" y las residencias del Ajusco

    En las postrimerías del gobierno López-portillista, la prensa, y algunos ciudadanos comunes se percataron de las propiedades del "General" Durazo, plenas de fastuosidad y un lujo inimaginables. Durazo mandó construir dos mansiones ubicadas en el Ajusco, al sur de la ciudad de México, con marcadas influencias suizas.

    Sin embargo la propiedad que causó revuelo entre los medios fue la que se ubicó en la bahía de Zihuatanejo, Estado de Guerrero. Con una patente influencia del Partenón original y del arte griego. El acceso, y las instalaciones, aun existentes, revelan el despilfarro enorme y un lujo inconcebible que sorprendieron al pueblo mexicano, las fiestas organizadas en privado en la mansión eran ostentosas y custodiadas por miembros de la policía capitalina, a quienes también usaba como empleados, desde jardineros hasta meseros. La entrada principal, la cual tiene unas rejas impresionantes, extendió el rumor durante mucho tiempo de que había mandado retirar las rejas del acceso principal al Castillo de Chapultepec, para colocarlas como portón de su mansión, hasta la discoteca que era igual a la de Studio 54 de Nueva York. Sus ingresos como funcionario público no justificaban tan onerosos gastos. Una vez decomisada, luego de aprehender a Durazo en 1984, no ha podido ser vendida por su mal gusto, elevado monto e identificación como emblema de lo peor de aquella época.

    En agosto de 2011, el gobierno del estado de Guerrero anunció la donación del "Partenón" de Durazo a la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG). Mientras tanto, la propiedad sigue siendo administrada por la Promotora de Turismo (Protur), instancia que la considera un lastre, por el litigio que sostiene con la familia del extinto amigo del Presidente José López Portillo.
    Luis Miguel

    Mario Gallego, tío paterno y ex-asistente personal de Luis Miguel aseveró en una ocasión ante los medios que Arturo Durazo financió el lanzamiento del primer disco de Luis Miguel y presionó a Televisa para que saliera en televisión, "a cambio de favores sexuales". También se dice que Luis Miguel tuvo la facilidad de hacerse pasar por mexicano afirmando que nació en Veracruz. Gallego también indicó respecto a la desaparición de Marcela Basteri (madre de Luis Miguel) que ésta pudo haber muerto o desaparecido tras un tiroteo en una fiesta en Chihuahua, con cuatro víctimas mortales (siendo Basteri una de ellas). Dicha fiesta fue organizada por "los jefes del Imperio del Mal (narcotráfico)", con el consentimiento de Arturo Durazo.3 Por otro lado el actor Roberto Palazuelos contó que cuando era niño, Durazo le regalaba ametralladoras al actor y a sus amigos, entre los que se encontraba Luis Miguel. También les enseñaba a disparar hasta con su propia pistola y les regalaba billetes de 100 y 50 dólares.
    La Renovación Moral

    La entrada al poder de Miguel de la Madrid Hurtado, en 1982, significó un cambio de estrategia económica y política, pero también mediática. El notable gasto de la administración anterior había postrado al país bajo una intolerable crisis económica. Uno de los lemas de campaña de Miguel de la Madrid fue el de la Renovación Moral. Bajo esta premisa se suscitó un distanciamiento entre De la Madrid y el gobierno anterior. Poco a poco fueron reveladas las prácticas de los funcionarios de la administración que concluía. Los lujos, el nepotismo, los beneficios económicos de los cual se evidenció disfrutaban López Portillo y sus colaboradores, propiciaron el descontento social. Sin embargo la figura presidencial intocable y los protocolos de poder debilitaron cualquier posibilidad de tomar alguna acción encaminada a castigar tantos actos de corrupción. ¿La salida? encontrar chivos expiatorios. El ex-director de PEMEX Jorge Díaz Serrano fue uno de ellos, al poco tiempo Durazo se vio inmiscuido en una serie de averiguaciones policíacas que detonaron su persecución. Bajo las órdenes de Francisco Rojas Gutiérrez se extendió la orden de aprehensión con averiguación SC/122/84 como presunto responsable del delito de extorsión. Se le finco responsabilidad en la obtención ilegal de cerca de 60 millones de pesos. El escrutinio del los archivos de la Dirección a su cargo revelaron sus ilícitos y los gastos irregulares efectuados en la adquisición de sus numerosas posesiones. Durazo fue notificado de su aprehensión por los delitos de contrabando, acopio de armas y abuso de autoridad. Alguien le puso sobre aviso y escapó de la justicia mexicana viajando a diversos países. Pero en 1984 fue detenido en Puerto Rico y extraditado a México bajo los cargos citados anteriormente.4
    Libertad y muerte

    Purgó su condena durante 8 años; posteriormente fue liberado en 1992 debido a su estado de salud delicado y por buena conducta. Radicó durante sus últimos años en Acapulco, Guerrero, ayudando a la causa antialcohólica. Falleció el 5 de agosto del año 2000 debido a un paro cardiaco, ocasionado por un cáncer de colon terminal. Trasladado a la Ciudad de México, fue velado en una importante agencia funeraria, acompañado de algunos ex-policías y su secretario particular de aquel entonces. Sus restos mortales fueron cremados y sepultados en el Panteón Español. En Acapulco, Gro., en la Capilla de la Paz (Fracc. Las Brisas) está un nicho donde se conservan las cenizas del "Negro" Durazo. de la Ciudad; un mariachi formado por ex-policías interpretó como despedida "El moro de Cumpas". Años después, La Secretaría de la Defensa Nacional lo desconoció como supuesto "General de División", Título que, en su momento, le dio su amigo José López Portillo.
    El libro "Lo negro del negro"

    Durante la persecución de la que fue objeto por parte de la justicia mexicana, su ex jefe de escoltas, José González González, decidió publicar un libro en el cual relata sus experiencias al lado de Arturo Durazo, denunciando todos los actos irregulares cometidos por éste. Este libro llegó a ser muy popular entre el público general. Posteriormente Durazo -desde prisión- entabló una demanda judicial en contra de su ex-escolta por difamación. Durazo ganó el juicio y el libro pasaría a la posteridad como un suceso editorial más. De González González nunca mas se supo. Sobre estos hechos se hizo un pequeño documental.
    En años posteriores
    Las propiedades de Durazo fueron confiscadas por el gobierno federal, los inmuebles por un tiempo fueron puestos en venta y después algunos fueron solicitados para ser sedes con un perfil de beneficio patrimonial público. La situación legal de las posesiones de Durazo, no quedó claramente definida.

En la cultura popular mexicana

    Durante la segunda mitad de los ochenta apareció en las radiodifusoras un tema musical a ritmo de cumbia, interpretado por "La Sonora Dinamita" en la voz de su entonces cantante Juliette, llamada "El Africano" en la cual en cierta estrofa la letra dice: " ¡Ay mama,¿Que será lo que quiere el negro?" a lo que Juliette responde "¿no será que quiere otro Partenón?"
    El músico estadounidense Ray Conniff también interpreto "El africano" en versión instrumental.
    José Natera un famoso cómico mexicano, de extracción popular, solía cantar en la Alameda del Centro Histórico de la Ciudad, como cómico callejero, el "Blues del Negro Durazo", con una mascara de José López Portillo confeccionada en látex, y tocando el mismo una guitarra eléctrica.

    La banda Botellita de Jerez grabó un tema llamado "Negro's blues" haciendo alusión a los presuntos nexos con el narcotráfico de Arturo Durazo.

    El Tri de Alex Lora también hizo critica con su tema musical "Renovación moral" en alusión al gobierno de Miguel de la Madrid

    Otra agrupación musical llamada La Tropa Loca hizo broma con su canción a ritmo de cumbia llamada: "Duro, Duro, Durazo".

    Chico che compuso una cumbia llamada "El Sustazo del Negrazo", donde habla de manera jocosa sobre las acusaciones de los delitos que se le imputaron ("¡que sustazo se está llevando ése negrazo!", "se le acusa de robos grandes a la nación", "la gente se pone contenta si nos cubres la deuda externa", "si no nos devuelves todo por lo menos dinos el modo").

    Los sucesos del río Tula inspiraron al director de Cine Ismael Rodríguez Ruelas[1] para filmar: "Masacre en el río Tula", la censura impuesta por el gobierno obstaculizo su difusión.

    La vida de Durazo como servidor público fue llevada a la pantalla del cine en dos ocasiones, con una evidente explotación del morbo del espectador, la primera se llamó:"Lo negro del negro"[2] (Basada en el libro de José González González) filmada en 1987, dirigida por Benjamín Escamilla Espinosa y Ángel Rodríguez Vázquez y personificando a Durazo el entonces desconocido actor: Ricardo de Loera.

    La segunda fue: "Durazo, la verdadera historia"[3] filmada en 1988 dirigida por Gilberto de Anda y personificando a Arturo Durazo el primer actor: Sergio Bustamante con un evidente sesgo reivindicador.

Arturo Durazo Moreno: Lo más negro de un símbolo de corrupción y abuso del poder, a 12 años de su muerte

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