sábado, 14 de marzo de 2015

varias historias

"No soy un monstruo"

"Superaré lo que he pasado, pero tú enfrentarás el infierno por toda la eternidad. Tu infierno apenas comienza”.

Esas fueron las palabras que pronunció Michelle Knight a su victimario, quien la tuvo secuestrada en un sótano por largos y terribles diez años, tiempo durante el cual fue violada y golpeada reiteradamente.

El victimario, de nombre Ariel Castro, ni siquiera volteó a mirar a Knight. No le hizo mella aquella “sentencia” que venía del alma. Sentado junto a su abogado defensor, tenía las manos entrelazadas y la mirada clavada en el piso: acababa de escuchar la sentencia del juez, esta sí demoledora y terrible: prisión perpetua y más mil años de condena por 937 cargos en su contra, ya todos aceptados. En otras palabras, pasaría toda su existencia en prisión y, sí, efectivamente, su infierno apenas comenzaba.




El juez de Ohio, Michael Russo, señaló: “No mereces estar fuera en tu comunidad, eres demasiado peligroso”. Y es que Knight no fue la única víctima. En realidad fueron tres las que durante una década completa fueron tratadas como esclavas sexuales. Violadas una y otra vez y luego, con golpes en el estómago, obligadas a abortar. Las otras dos mujeres fueron Amanda Berry y Georgina DeJesus, quienes, cansadas por todo lo que habían sufrido, ya no quisieron asistir a la sentencia de Castro ni pronunciar jamás palabra alguna sobre esto.

Además, hubo una cuarta víctima: Jocelyn, la hija de seis años que tuvo con Berry durante el secuestro y que también permanecía en cautiverio, aunque algunas veces era sacada para que viera a su abuela.

Luego de saber esto, las palabras de Russo ya no se escuchan tan fuera de lugar: "No hay lugar en esta ciudad, no hay lugar en este país, no hay lugar en el mundo para quienes esclavizan a otros. Nunca será liberado de la reclusión durante el periodo de su vida natural por ninguna razón”. Aplastante, como un sepulcro. 

“SÓLO ESTOY ENFERMO”

Castro, de origen puertorriqueño, quien permaneció con su rostro incólume, parecía que vivía en otra realidad. Como si él fuera la víctima de estas tres mujeres y tratara infructuosamente de defenderse. Lo más que concedió fue un tímido perdón, no más, y siempre justificando sus actos.

En la audiencia se dirigió a las familias a quienes les dijo: “Realmente lo siento. Por favor encuentren algo en su corazón para perdonarme”. Luego vinieron sus explicaciones: “No soy una persona violenta. Simplemente las mantuve ahí para que no se pudieran ir. No soy un monstruo, sólo estoy enfermo. Tengo una adicción, como un alcohólico tiene una adicción”.   

Y entonces, Castro se comportó como si fuera torturado por todas aquellas personas. E insistió en su fuerte adicción al sexo, al grado de estar totalmente controlado por sus impulsos carnales: “Creo que soy adicto a la pornografía al punto de que me hace perder la cabeza. No intento poner excusas. Soy una persona feliz por dentro”, dijo para sorpresa y enojo de los presentes en el juicio.

Mencionó que sabía que tenía un problema y que era algo que padecía todos los días. Pero que eso no lo hacía mala persona. Incluso pidió que preguntaran a sus hijos, pues ellos afirmarían que era el mejor padre del mundo.

Todas las palabras de Castro fueron escuchadas atentamente por el juez Russo, quien fríamente explicó que con lo que había dicho quedaba demostrado que no había tal enfermedad, pues el victimario no actúa así con todas las mujeres, sino que es capaz de decidir a quién quiere victimizar.

“¡NOS SALVARON!”

Luego de permanecer una década en cautiverio, las tres mujeres fueron rescatadas prácticamente por un acto fortuito. La policía Barbara Johnson relató cómo encontró a las víctimas después de escuchar unas pisadas en un cuarto de una casa vecina.

Ella y otro oficial inspeccionaron y, apenas abrieron el cuarto del cautiverio, Knight se colgó prácticamente del agente, mientras gritaba desaforada: “¡Nos salvaron!, ¡nos salvaron!”. Todas estaban muy pálidas, muy delgadas, y, lo peor, muy frágiles emocionalmente. 


El lugar donde estuvieron encerradas es realmente tétrico. Lo encontraron lleno de basura, y con un pequeño espacio donde hacían sus necesidades físicas sin que éste fuera limpiado por días. Junto a un tubo que había dentro, encontraron además algunas cadenas con las que eran amarradas.


Al final del juicio, a Ariel Castro, de 53 años, se le veía tranquilo. Sabía perfectamente lo que había hecho y que ya no podía argumentar nada más para salvar la cadena perpetua, con los cientos de cargos por violación que pesaban en su contra y que ya anteriormente había aceptado.



Incluso su deseo de que no lo calificaran como un monstruo había resultado infructuoso. Evidentemente no fue calificado así por el juez, pero sí por la prensa, que desde que comenzó su cobertura lo llamó simplemente “El monstruo de Cleveland”.   

08 AGOSTO 2013

¿Dónde estás Javier Ovalle?

Sandra, han pasado más de 25 días desde tu terrible asesinato y muchas preguntas siguen sin respuesta. Las autoridades policiacas aún dan palos de ciego y no saben mucho más de lo que se sabía casi desde el principio: que viajaste ilusionada al Distrito Federal desde Ixtapaluca, Estado de México, con la idea de conseguir, por fin, un buen empleo, y que todo resultó ser un vil engaño.

Nada de ese atractivo trabajo como edecán que te prometieron. Ni buen sueldo ni viajes ni nada. Todo fue una trampa, de la cual te diste cuenta demasiado tarde, cuando estabas en aquel departamento con ese desconocido. Ni una seña del “amigo” amable y simpático que te escribía en Facebook. Ahora todo eran gritos y manotazos. Luego vinieron los golpes, muchos golpes. Pobre de ti.

En esas circunstancias, y sin que nadie supiera de tu paradero, te debiste de haber sentido el ser más solo del mundo. Eras tú y tus deseos de vivir contra la furia de aquel muchacho. Tú sola luchando contra toda esa violencia social representada en ese chico. Nada que hacer.

HALLAZGO FATAL

Casi un mes después del crimen, las evidencias de tu paso por la Ciudad de México siguen siendo sólo dos: una videograbación del Metro, donde quedó registrado tu encuentro con un hombre en la estación Tlatelolco, el pasado jueves 27 de junio. Se trata, ni más ni menos, que de la última imagen tuya con vida.




La otra prueba es tristemente irrefutable, dolorosa por lo evidente. El domingo 30 de junio fueron halladas dos bolsas negras con partes de tu cuerpo cercenado. Una de ellas contiene tu pierna derecha y parte de tu pelvis; la otra, el tronco y la cabeza. La primera bolsa fue encontrada por un vecino en el acceso A del edificio “Juan Álvarez” en la Unidad Habitacional Tlatelolco. Horas después, a no más de 300 metros, se descubrió la segunda.

Ese fue el fin de tu historia, pero ya dos días antes -cuando llevabas un día desaparecida- había comenzado otra: el rechinar de dientes de tus padres, que hubieran dado todo con tal de que regresaras a casa con bien. Se encomendaron a todos los santos y desearon que todo fuera una pesadilla, horrible, sí, pero al fin y al cabo una pesadilla de la que pudieran despertar.   

Pero es imposible luchar contra las pesadillas cuando se está despierto. Mientras repartían hojas con tu retrato, a tus padres les llegó la peor noticia de su vida: encontraron los restos de una jovencita con tus características físicas: cuerpo delgado y de piel morena clara.

¿Es posible? ¿Tal vez se trate de alguien más? “A veces se comenten errores”, anhelan con su pensamiento tus padres. Esta vez no. Ahí estabas tú. Nadie más. Sólo tú. Las pruebas de ADN no entienden de súplicas.

GENIO Y FIGURA

Pero, ¿y quién es el muchacho con el que te viste en el Metro Tlatelolco? Hasta ahora se sabe muy poco. Nombre: Javier Méndez Ovalle. Edad: 19 años. Ocupación: Estudiante. Y no cualquier estudiante: en 2011 obtuvo la medalla de oro en la XXII Olimpiada Nacional de Física, y en 2012 ganó un bronce en la Olimpiada Internacional de Física en Estonia.

Apenas en septiembre del año pasado fue felicitado públicamente por José Ángel Córdoba Villalobos, en ese entonces Secretario de Educación Pública, por sus logros académicos.

Ahora, este notable estudiante del Centro de Estudios Científicos y Tecnológicos 9 (CECYT) del Instituto Politécnico Nacional es el principal sospechoso de tu asesinato. Luego de llevarte a su departamento de Tlatelolco, abandonó repentinamente su hogar. No hubo ninguna pista de él… hasta el jueves 4 de julio, cuando un par de agentes lo encontraron en Otumba, Estado de México.


Tras una intensa persecución, logró escabullirse y perderse entre la gente. Esa fue la última vez que lo vieron. Desde entonces ha apostado por el fenómeno físico de la invisibilidad.

Sus padres no dan crédito a todo lo que está sucediendo. No entienden. Su hijo nunca mostró ningún comportamiento extraño, mucho menos violento. Siempre fue un gran estudiante y deportista: toda su vida practicó el Taekwondo y el futbol americano. Era de carácter reservado y disfrutaba mucho de estar en casa. Según declaraciones anónimas de algunos de sus conocidos “arrancarle un saludo era más que complicado”.

En caso de ser culpable, ¿por qué lo hizo? ¿Qué lo llevó a cometer tal atrocidad?

En caso de ser culpable, ahora huye despavorido y con justa razón: una vez capturado, sabe que todo habrá terminado para él.

En caso de ser culpable…

TRAS SU HUELLA

Por lo pronto, los agentes siguen atrapados en un laberinto de cabos sueltos y falta de pruebas. Dicen que posiblemente Javier haya huido a Rumania, donde tiene familiares.

Hasta ahora las pesquisas no apuntan a nadie más. Veamos: él fue el último en verte con vida, Sandra. Te llevó a su departamento y tres días después apareciste desmembrada. Luego huyó y se borró del mundo. Las autoridades ya analizan su departamento para despejar cualquier duda sobre si estuviste o no ahí tus últimos días.

Pero acaso la prueba más contundente de su culpabilidad sea el rostro arañado que, según algunos testigos, le vieron a Javier. En caso de ser culpable, fueron tus uñas las que lucharon por tu vida. Tus uñas, tus manos, tus brazos…los mismos que aún no se encuentran por ningún lado.

Y pensar que sólo eras una chica incauta de 19 años que deseaba trabajar…

¿Dónde estás, Javier Ovalle?  



25 JUNIO 2013

Metinides, el incansable

Trece costillas rotas, varias fracturas, lesiones en distintas partes del cuerpo y un infarto es el saldo, apenas el menos doloroso, que le dejó a Enrique Metinides su carrera de más de 50 años como fotógrafo policíaco.

El otro, el saldo más desagradable y que aún le punza en la cabeza como un piquete de avispa, es que vivió para el fotoperiodismo y se olvidó de sí mismo y de su familia. 

“Nunca pude estar con ellos. Todos los días trabajé día y noche, sin descanso”, dice Metinides ahora que han pasado casi dos décadas desde que tomó la última imagen para La Prensa, el periódico donde desarrolló prácticamente toda su labor como fotógrafo.

“Raramente dormí una noche entera”, insiste Metinides, quien además de acostumbrar irse a la cama vestido (por aquello de ganar tiempo por si ocurría una emergencia) solía rastrear todas las noches los percances de la ciudad de México con su radio de la policía.

Tampoco era extraño que luego de un doble turno, y a punto de conciliar el sueño, llegara una ambulancia a su casa -enviada por su propio periódico- para que fuera a cubrir una tragedia al otro lado de la ciudad.

Y ahí estaba de nuevo Metinides, en medio de la acción, sin un atisbo de cansancio, listo para afrontar cualquier situación de peligro. Metinides el imparable, el que siempre estaba en el lugar de los hechos antes que todos.

El drama bajo la lente del fotógrafo de la muerte...
Un retrato de Metinides tomado por alguno de sus compañeros lo define totalmente: se le ve en pleno salto, congelado en el aire, en medio de dos trenes descarrilados. Como si fuera una figura de acción, Metinides “jugaba” a ser intrépido. 

Con la adrenalina a tope y con el deseo de obtener la mejor imagen, a veces le resultaba difícil medir riesgos: dos veces estuvo a punto de morir –quemado y atrapado en el derrumbe de un edificio- pero se salvó de puritito milagro.


Un Metinides resignado que acepta su propio destino, afirma: “Podría seguir indefinidamente, sin un día de descanso. Algo ocurrirá, recibiré una llamada, a cualquier hora del día o de la noche, y contestaré, me vestiré y partiré. Nunca pude planificar unas vacaciones, ni un fin de semana fuera. Ni dedicar tiempo a mi familia. Trabajar para La Prensa no era una tarea que pudieras dejar a las seis de la tarde e irte a casa a cenar”. 

ESTÉTICA DE LA MUERTE

Metinides vive en el retiro, pero sigue sin descansar. Ya fuera del diarismo se ha dedicado a ordenar su archivo fotográfico, a colocarle su firma, y a vigilar el positivado de su trabajo, es decir, el proceso en el cual se traslada la imagen del negativo al papel fotográfico.

Y es que desde el 2000, cuando se publicó El teatro de los hechos -el primer libro que reunió su trabajo- su obra fotográfica sufrió una transfiguración: de ser simples fotografías de prensa de acontecimientos trágicos, se convirtieron en instantáneas poderosas, en las cuales no pocos especialistas de la imagen en todo el mundo hallaron rasgos artísticos.

Desde entonces, las fotografías de Metinides se instalaron en las galerías de arte más importantes de todo el mundo y únicamente aparecen en las páginas de los periódicos para ilustrar una nota sobre una nueva exposición o un reconocimiento.

Siempre presente en las peores tragedias.


Ni que decir de los libros. Recientemente se publicó uno más: 101 tragedias de Enrique Metinides (Blume), donde el propio autor seleccionó las que considera son sus mejores 101 fotografías.

Sobre la nueva percepción que hay sobre su trabajo, la especialista Trisha Ziff, responsable de la edición de este nuevo volumen, explica: “Las imágenes de Metinides forman ahora parte de un mundo nuevo, han pasado de ser dominio de la nota roja a las salas de las galerías de arte”.

Y más adelante: “Contemplamos sus fotografías y pensamos que hay bastante tristeza, tragedia y mala suerte como para agotar las energías y la curiosidad de cualquiera; suficiente para anhelar escapar del caos y la pena y no hacer ninguna fotografía más. Pero Metinides se ha mantenido ahí, en el epicentro. Y en lugar de querer olvidar, le apasiona recordar todos los detalles”.
"Ni te imaginas todos los muertos que vi", dice El Niño. 
DRAMAS HUMANOS 

También recientemente, Metinides recibió un homenaje en el mítico salón de baile “Los Ángeles”, en la ciudad de México, por parte de la agencia Cuartoscuro, dirigida por el reconocido fotoperiodista Pedro Valtierra.

Ahí, en ese ambiente nocturno, al que tanto está acostumbrado el “fotógrafo de la muerte”, recibió el reconocimiento “Cámara de Plata” por su trayectoria de más de medio siglo.

Se le veía contento, tranquilo consigo mismo y aún sin dar crédito a todas las cosas sorprendentes que vivió durante su carrera:

“Qué suerte mano, imagínate, ¡yo era un niño cuando el ‘Indio’ Velázquez me llevó a trabajar a La Prensa!”…

“Ni te imaginas todos los muertos que vi. Si los juntara, formaría montañas de cadáveres”…

“Una vez, te lo juro, presentí que se caería una avioneta y a los pocos minutos que se cae. Me llevé la exclusiva”…

“¿Y qué crees? Un día, gracias a mi fotografía, dieron con el asesino. No, mano, era fabuloso todo eso”…

Para Metinides la fotografía fue sólo un medio para conocer lo que verdaderamente le interesaba: las historias de vida de quienes aparecían en sus imágenes.   

Y ahí, rodeado por decenas de personas que admiran su trabajo, “El niño” Metinides no se aburre de recordar cada una de sus historias. También para eso es incansable. (Juan Carlos Aguilar García)      

05 JUNIO 2013

Alarma!: más allá de la nota roja

Las Poquianchis, caso célebre 
En medio siglo de existencia, Alarma! ha traspasado las fronteras del periodismo policíaco y se ha insertado en la vida cultural de nuestro país. Muestra de ello son las múltiples influencias que este semanario ha tenido sobre escritores, periodistas, dramaturgos, cineastas y músicos.

Las creaciones son igual de diversas. Actualmente existen novelas inspiradas en casos revelados porAlarma!, siendo el más ejemplar el de Las muertas(1977), de Jorge Ibargüengoitia, crónica inspirada en la historia de Las Poquianchis. Además, existen canciones, cuentos, obras de teatro, pinturas o estudios sociológicos. 

EL MORBO ES LA NOTICIA

A 50 años de su surgimiento, la pregunta es una: ¿Cuál es el aporte de esta revista? Para el cronista Ignacio Trejo Fuentes su presencia es fundamental en el periodismo mexicano, pues se ha dedicado a registrar con profunda exactitud las tragedias que forman parte de la vida misma.

Dice Trejo Fuentes: “La nota roja no la hacen los periodistas, los editores o los dueños de los medios de comunicación. La nota roja la hace la vida. Es indispensable que se den noticias policíacas, porque la vida no es una fiesta, la vida no es color de rosa. Así que ni modo: los periodistas debemos estar ahí y registrarla”.

Luego se pregunta a sí mismo: “Porque, ¿qué es el periodismo? El periodismo es un registro diario del palpitar del mundo. El análisis, la editorial o la interpretación, son otra cosa. El periodismo, y esto es claro, se finca en la nota informativa, y la nota, para bien o para mal, se finca en actos terribles. 

“A mí no me importa que un pastorcito encontró un arco iris en Nueva Zelanda. Pero si me dicen que en Nueva Zelanda asesinaron a una niña de 13 años después de haberla violado, eso es noticia, causa morbo. El morbo, como la vida, es la noticia”.

KITSCH DE LA MUERTE

Para el novelista y cronista Fabrizio Mejía Madrid, la importancia de Alarma! radica en que creó toda una estética en torno a cómo presenciamos la muerte. Se convirtió, en palabras de Mejía Madrid, en un marco de referencia de lo tétrico.

“Considero que Alarma! tuvo una presencia cultural muy importante a la hora de procesar, digamos, los cadáveres, y la nota roja. Tan importante como las fotografías de Enrique Metinides, quien también durante 50 años nos enseñó cómo se ve un muerto. 50 años deAlarma! me parecen de una importancia crucial, que llegó al rock de la mano de Botellita de Jerez o a la historieta con Hermelinda Linda.

“Una especie de kitsch de la muerte que en ese entonces, hace 50 años, estaba tan alejada de nosotros y hoy, lamentablemente tan cerca. Y es que hoy, después de todo lo que ha pasado en el sexenio de Felipe Calderón, esta importancia cultural ha perdido peso. Los cadáveres se ven por todos lados. Se volvió cotidiana la muerte, tanto como el prefijo “narco”: la narcofosa, el narcocrimen.

Sobre la estética de la muerte, el autor de Disparos en la oscuridad abundó: “La estética de la muerte es una estética muy vieja, muy antigua, donde, digamos, el encuentro con las vísceras, los cadáveres y los esqueletos es un asunto de verte con tus iguales. También tiene que ver con la manera de relacionarnos con la tragedia. Lo que nos iguala en la suerte, en el destino, es la muerte. Mientras no te pase a ti, te exorcizas y te congratulas”. 


Respecto al caso de Las Poquianchis, caso célebre deAlarma! que dejó boquiabierto a la sociedad mexicana, señaló: “Ese caso es muy significativo porque es nuestroA sangre fría de Truman Capote. Es a lo que podíamos aspirar en ese momento, con eso policías, con esos jueces, con esos testigos comprados. No es el origen, pero sí uno de los inicios de la crónica policiaca en nuestro país”. (Juan Carlos Aguilar García)   

09 ABRIL 2013

Cuando el morbo se convirtió en noticia


En el principio fue el morbo. Morbo por las imágenes brutales que saciaron nuestros más vergonzosos placeres. Trancazos a doble página y a todo color que no dejaron lugar a la imaginación: la muerte revelada en todas sus formas. Luego un terrible miedo.

Alarma! eso ha sido: un catálogo de malas prácticas y castigos ejemplares donde -apuntó Carlos Monsiváis- “se conjugan el interés por asomarse a la mala suerte y a la voluptuosidad de lo horripilante”.



Vistas de reojo y a escondidas, las fotografías y las historias que se han publicado desde hace medio siglo espantan porque nos recuerdan nuestra fragilidad como seres humanos. Un pequeño accidente -o una imprudencia- puede reventar el delgado hilo sobre el que caminamos. Espantan porque nos restriegan nuestro lado más salvaje, para el que una piedra, unas tijeras o, mejor aún, las propias manos son la mejor arma para terminar con la víctima. Nos espantan porque nos revelan realmente de qué somos capaces. Nos espantan porque nos muestran a ese asesino potencial reflejado en el espejo.

Sin embargo -y aquí la paradoja- todas esas historias terribles también son un bálsamo para quien las ve. Un aliciente para cualquiera, no importa lo desastrosa y miserable que pueda ser su vida. A final de cuentas, el otro está peor porque forma parte de ese muestrario de tragedias. Está peor justo porque ya no está: ahora forma parte, ni más ni menos, de una de las páginas de la revista que creó todo un concepto informativo que se mantiene hasta nuestros días, en donde lo sangriento es el sello de la casa.

Sobre las imágenes inquisidoras, dice de nuevo Monsiváis: “Los cadáveres hacen alarde de su abandono o su descomposición, las prostitutas se enfrentan a la cámara que es la mirada reprobatoria, los criminales se dan tiempo para elegir su pose más temible, los travestis ríen o se apenan entre risitas, las niñas lanzan contra los sátiros el índice de la virginidad aplastada”.   

PARECE QUE FUE AYER…

Alarma! es heredera de un cúmulo de secciones y revistas policíacas que se publicaban con regularidad desde las primeras décadas del siglo XX. Primero hicieron lo suyo periódicos como El UniversalLa Prensa y El Popular, los cuales insertaron sendos apartados dedicados a la nota roja en medio de la información general. El éxito fue rotundo.

El público bebió interesado dramas que, de manera inexplicable, hasta eran producto de orgullo: “¡Uno de los asesinos más sanguinarios es mexicano!” O: “Los gringos tienen muy buenos asesinos en serie, pero éste no les pide nada”.

Fue tanto el interés del público por enterarse de las historias criminales más terribles que producía día a día nuestro país, que no pasó mucho tiempo antes de que surgieran revistas especializadas como CrimenAlerta yMagazine de policía.

Todas estas publicaciones fueron el germen que años después, en abril de 1963, vería nacer la revista que ahora usted tiene en sus manos. Es cierto que, como digo, Alarma! es heredera de todas estas publicaciones policíacas, pero realmente bebió muy poco de ellas. 

Las historias y fotografías eran golpes certeros ante los cuales nadie quedaba a salvo. Desde el principio sólo se dieron a conocer las historias más trágicas, las más alarmantes, haciendo honor al nombre de la revista que, por otro lado, erizaba la piel tan sólo con ver su logotipo.

Ya sabemos: la palabra “Alarma!” –que desde entonces apareció con un solo signo de admiración- escrita como por un dedo sangriento. En otras palabras: no era una publicación policíaca más; era, ante todo, el surgimiento de un concepto, un estilo de informar, que a la postre se convertiría en toda una referencia periodística.



Este concepto fue creado por el periodista Carlos Samayoa Lizárraga, autor también del célebre título: “Matóla, violóla y encostalóla”, que permanece ya inscrito en la mente de los mexicanos. Basta que alguien lo escuche, para que dibuje una pequeña sonrisa y recuerde después alguna historia leída en un viejo ejemplar de Alarma!, que en sus mejores épocas llegó a imprimir más de dos millones de ejemplares.

MALOS PENSAMIENTOS

Pero, ¿cómo entender a una revista como Alarma!? Una publicación tétrica, por decir lo menos, que presenta a la muerte en medio de un humor ácido, recalcitrante. Basta ver algunas de sus cabezas para entender de lo que hablo: “Sonó un tiro y Juan Manuel sólo dijo: ¡Ay!”, “Le gritó: ¡te voy a matar!, y que lo va cumpliendo” o “El mujercito quiso pedir perdón, pero ya estaba muerto”.

En Alarma! las cabezas juzgan, aniquilan. Los adjetivos son aplastantes y enjuician “al mujercito, a la hombrecita, al hippie greñudo o al casado rabo verde”. El ridículo como forma de castigo por todas las fechorías cometidas por el “vil raterazo, el viejo calenturiento, la mala madre o el hijo ambicioso y sin escrúpulos”. Nadie queda a salvo. Todos, de una manera u otra, pasan por la filosa cuchilla de sus páginas.




Pero entonces, ¿cómo entender a una revista comoAlarma!? ¿Es necesario hacerlo? Su aportación, además del periodístico (en sus páginas se dan a conocer hechos policíacos de todo el país) debe encontrarse en que nos descifra como sociedad. Nos desviste y nos trae a la memoria nuestro pasado particularmente violento.

No sólo eso. Funciona como una válvula de escape, que libera la violencia contenida, los malos pensamientos. La suya es una lectura catártica que al final termina por liberarnos, tal y como hace un libro o una película.

En medio de un mercado saturado de publicaciones de nota roja -incluso de aquellos grupos editoriales que critican la exhibición de la violencia- ésta, la catarsis, es su mayor aportación. Una mala broma que nos provoca una sonrisa perpleja y nos permite observarnos al interior de nosotros mismos.

Al final del tiempo, cuando se prepare un publicación conmemorativa por los 100 años del surgimiento deAlarma! quedarán dos cosas. El registro puntual de los acontecimientos trágicos que marcaron determinada época (“si dice 23 balazos, es porque le dieron 23 balazos”) y la función social que cumplió, aunque no fuera del todo consciente. (Juan Carlos Aguilar García)

  

01 ENERO 2013

¡Tacos, joven!


La Ciudad de México, inabarcable y descomunal como es, tiene entre sus hijos consentidos a todos aquellos personajes populares que proveen a sus paseantes de un poco de diversión y risas y, desde luego, alimento rico y balanceado, que siempre cae bien cuando uno anda en la calle con el estómago pegado al espinazo.

Merolicos, payasos de crucero y organilleros, por un lado. Por otro, el tortero, el camotero (provecho) y los múltiples vendedores de papas y chicharrones preparados. Pero esperen, ellos son poco sin nuestro personaje más querido: el taquero, proveedor de tantos placeres para todos los famélicos defeños.

Hay tacos de todo tipo y para todos los presupuestos. Conozcamos un poco más de ellos a través de la pluma del periodista Ricardo Cortés Tamayo, quien en 1974 publicó el libro Tipos populares de la Ciudad de México, en donde dedica unas páginas a estos héroes del taco placero.    

DOS CON TODO
Antes, era cosa de ver y por supuesto de comer, el taquero salía a la calle. La gente aún no deletreaba el silabario de la salubridad ni, analfabeta, desentrañaba los tratados de buenas costumbres, y era por eso que se arremolinaba en rededor de nuestro hombre.

El taquero, apresurado el movimiento, encrespado el gesto por el asedio, pero el pecho en la satisfacción de la demanda, como nada más diciendo que calmantes montes, alicantes pintos, pájaros cantantes. Y que para todos hay como no arrebaten.

Sin embargo, no para todos había: quien por pedidos no los alcanzaba y quienes, aquellos de todas las grandes ciudades como la nuestra, un día comiendo y otro ayunando; aunque fuesen los tacos a cincuenta centavos, o a menos.

Abundó antes, pues, el taquero ambulante de grandes canastas, rimero de papel estraza cortado en cuadros de quince centímetros por lado. La canasta sobre la tijera de palo -de uno de los maderos transversales pendiente el frasco de los chiles en vinagre-, que bajo servilletas arropadas resguardaba los tacos calientitos, sudados, vaporosos; suaves plumones maizales.

Taqueros dignos de esos cordones azules que condecoran, en lugares como Francia, a los grandes cocineros llamados chefs, ésos llevando sobre la cabeza altos gorros almidonados de blancura impecable de los cuales parece va a salir un conejo blanco sobre la cacerola de hervidos aceites y allí extender las largas orejas y los redondos ojos colorados; unos ojos colorados igual a las cerezas que en los cocteles que allí, en los restaurantes popofianos, sirven sobre manteles también blancos cruzados de paños rojos como las capas de los cardenales.

Pero estamos hablando de México y de darle gusto al gusto que son, todavía porque ahora se han refugiado en los angostos quicios de los zaguanes, los tacos de canasta.

El irresistible picor de los de chicharrón; la molicie de los de mole; los de tinga que enredan la lengua en la pasión sabrosa; los de frijoles, espasmo de la delicia. Y todavía el pregón glorioso: ¡Tacos, joven!      

PURO ESTILACHO
Hoy día los taqueros han evolucionado, tienen casa puesta, vamos, establecimientos en viviendas y edificios con puertas a la calle; los hay que arrancaron, entre estos, de tiempos difíciles de la canasta sobre su tijera de palo, pero si lloran no se acuerdan de las aceras mojadas o ardorosas de sol ni los techos de láminas o asbestos de los puestos semifijos.

No usan ya turbios delantales quebradizos a mantecas negras y huellas digitales impresas con salsas endiabladas, sino pecheras como camisas porfirianas; espejeando almidones y, en un tris, botonaduras preciosas.   

Se han vuelto, muchos, presumidos; aunque esto de la presumida sea según y conforme el color de la taquería, porque los hay como siempre los ha habido, unos capaces de doblar el pilón de los chiles encurtidos, esos panzoncitos que se aplastan entre los clientes y en ellos y el paladar van dejando pulpa y sangre picosas pero sabrosas; otros incapaces de dar al cliente dos servilletas de estraza, por aquello de que el papel anda, como todo, por las nubes.

Hay taqueros de carquís instalados por zonas rosadas o doradas que cubren la cabeza con gorros de esos parados que ya llevamos hablados, dispuestos a saltar la magia de un conejo blanco de ojos redondos y colorados; o como cualesquiera cachucha o pelambre de la barriada, lo mismo en Dr. Balmis en las cercanías con Manuel Payno que por Santa María la Redonda a inmediación de Francisco González Bocanegra, dispuestos a disfrazar gato por liebre, perro golondrino por carnero lanudo, si se trata de tacos de barbacoa; y si de longanizas olorosas y chorizos incitantes caballejo de pica por vaca retozadora y pensativa.

Los hay de taquerías donde hay que comer como las reglas de morder tacos mandan y es oprimiendo el rollito de la tortilla suavecito entre los dedos de la mano, la izquierda si uno es Vicente Saldívar, o la derecha si uno es Rafael Herrera o Rubén Olivares; el índice, el cordial, el anular arriba; el pulgar y el meñique abajo, levantándole un poquito los extremos para eso, para no regarla.

Bueno, éstos son los taqueros que ponen por delante plato y servilleta, sales y salsas, que ya las cerbatanas y refrescos van a petición del público. (Juan Carlos Aguilar García)  

miércoles, 6 de agosto de 2014

La “Santa Inquisición”: Métodos de tortura




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Desde 1184 hasta 1965 la Iglesia Católica se dedicó a culpar, detener, juzgar y condenar a muerte a millones de personas (nombradas como “paganos” y “herejes” por los benévolos y moralmente superiores cristianos que les enjuiciaban) tan solo por no seguir las normas morales que ellos mismos dictaminaban como correctas.
En su infinita misericordia y siguiendo el ejemplo divino dado en las escrituras, el tribunal inquisitorial de la Iglesia Católica utilizó una serie de invenciones propias del más retorcido de los sádicos criminales.
Algunos de los versículos usados por la Iglesia Católica durante la inquisición como excusa para cometer esos crímenes y castigos.
El ejemplo de moral divino ofrecido por Dios en las “Sagradas escrituras” era el canon a seguir. Siendo esto así no es raro que una sociedad crédula y supersticiosa alimentada por la religión y el miedo que sustentaba una institución corrupta se dejara guiar por ellas sin dudarlo.(“Solo hay dos cosas infinitas…”- Einstein)
EX 21:17 , LE 20:9 , DT 21:18-21  Un niño que maldice a su(s) padre(s) debe ser condenado a muerte. A un hijo tenaz y/o  rebelde también se le debe dar muerte.
EX 22:18 , DT 18:10  Una bruja o brujo debe ser condenado a muerte.(Nota:ya sabemos todos lo peligrosas que son personas como Aramís Fuster, Rappel, etc)
EX 22:20  Cualquier persona que se sacrifica a los dioses de otros debe ser destruido.
LE 19:31  No consultar a los médiums o magos.
LE 20:10-12 , DT 22:22  Los adúlteros (en algunos casos) debe ser condenados a muerte.
LE 20:13  La práctica de los varones homosexuales han de ser condenado a muerte. (Nota: la homosexualidad femenina no es considerada en el Antiguo Testamento aunque NT. Véase RO 1:26-32 .)
LE 20:14  Si un hombre tiene relaciones sexuales con la mujer y su madre, tanto él y su madre-en-ley, los tres deben ser condenados a muerte.
LE 20:15-16  Si una persona se involucra en relaciones sexuales con un animal, tanto el animal como la persona deben ser condenados a muerte.
LE 20:27  Un médium o asistente (espiritista) será dado a la muerte.
LE 21:9  Si la hija de un sacerdote se convierte en una prostituta, ella será quemada con fuego.
LE 24:16  El que blasfema el nombre del Señor debe ser condenado a muerte.
DT 4:19  Tenga cuidado al mirar las estrellas y los planetas; no debe ser tentados a adorarles a ellos.
DT 13:2-5  Cualquier persona que hace a alguien a su vez adorar a otro dios debe ser condenado a muerte.
DT 13:6-10  Un hombre está obligado a matar a sus amigos y miembros de su propia familia que sean culpables de adorar a otro dios.
DT 17:12  Un hombre que muestra desprecio por un juez o un sacerdote debe ser condenado a muerte.
DT 22:5  Uno no debe usar la ropa del sexo opuesto.
DT 22:13-21  Una novia en las que “las señales de la virginidad” no se encuentran será llevada a la muerte. (Nota: El novio, que acusa falsamente a su novia se salva solo con una multa)
DT 22:23-24  Una virgen desposada que es seducida en la ciudad será llevada a muerte a menos que pida gritos de ayuda.
DT 22:28-29  Una virgen que es violada debe casarse con su violador (si es “encontrado”).
Mt 5:28  Cualquiera que mira a una mujer deseándola, comete adulterio en su corazón.
MK 10:2-12 , LK 16:18  El divorcio es malo, y volver a casarse es cometer adulterio.
RO 13:1-4 , PE 2:13-14  Sométanse a toda institución humana. Todas las autoridades (leyes y gobiernos) son de Dios.
1CO 6:1-8  Los cristianos nunca deben ir a los tribunales unos contra otros, sino que, en cambio, dejarán a la iglesia resolver sus diferencias.
NC 2:8  La filosofía (Y con ella,claro esta, todo pensamiento critico, racional, el conocimiento y la sabiduría) debe ser evitada.
TS 1:10-11  Hay muchos que deben ser silenciados.
2 Jn 1:9-11  No permitan que nadie entre a su casa que no sea un creyente.
Cuando una “bruja”, “mago”, adultero, homosexual, pagano, blasfemo o hereje (cristiano que niega algunos de los dogmas de su religión) era llevado a juicio se le aplicaban diversos métodos de tortura.
AUTOS DE FE
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-Autos de fe generales: se pronunciaban sentencias de relajación al brazo secular para que éste dictase sentencia de muerte por fuego. Se celebraban en la plaza pública, con las
autoridades y corporaciones de la localidad presente (además de la muchedumbre que acudía a ellos como auténticas fiestas). El juez ordinario debía pronunciar las sentencias de
muerte. En ocasiones eran convocados con un mes de anticipación, se celebraban en días festivos y constituían todo un acto de solemnidad, pretendiendo ser demostración de la fe y la unidad doctrinal de un pueblo.
-Autos de fe particulares: se celebraban sin aparato ni solemnidad, en una iglesia y sin asistencia de autoridades ni corporaciones. Podían dictarse relajaciones del brazo secular.
-Autos de fe singulares: destinados a un solo reo. Se celebraban en salas del tribunal, y recibían el nombre de “autillos”.
Su origen se remonta a la Inquisición medieval y su momento de auge se sitúa en los siglos XVI y XVII en Roma, España y los países de denominación castellana.
La noche anterior a su celebración se comunicaba la sentencia los condenados a muerte, y una procesión recorría las calles de la ciudad para poner una cruz verde como signo de la Inquisición, en la plaza destinada al acto. Al día siguiente, después de la comida, se iniciaba una procesión en la que los condenados iban vestidos con sus correspondientes “Sambenitos” y tocados con corazas. Se colocaban en el lugar donde iban a ser quemados y se procedía a la lectura de las sentencias, un sermón y el juramento de la Inquisición.
Las torturas inquisitoriales.

Ataduras e instrumentos usados como tortura.
Estos instrumentos se usaban para inmovilizar al reo causándole graves heridas e infligiéndole gran dolor. Servían como soporte a otras torturas y eran los más comunes.
  • Los grilletes han sido utilizados desde época antigua. Según diversas fuentes, ya los egipcios conocían las cadenas y las utilizaban para engrilletar a los esclavos y a los reos de delitos de cualquier índole. En las mazmorras medievales era muy habitual tener colgados de brazos o muñecas a los presos, por medio de unas cadenas adosadas al muro, finalizadas en argollas. Las víctimas podían permanecer de esta manera durante tiempo indefinido, provocando a corto plazo, inmensos dolores, calambres y luxaciones; y a largo plazo, la invalidez total de las extremidades superiores e inferiores.
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  • Collar penal y “la cometa del obispo”: Hay muchos tipos de ataduras que ligan a personas a pesos inhumanos: tobilleras, muñequeras, cinturones, collares…El condenado debía llevar consigo éstas cargas durante largo tiempo: semanas, meses, años o incluso toda la vida. El bloque de la fotografía lleva una cadena con una anilla para el cuello en el extremo. La piedra, de doce kilos, se sujetaba con las manos, en cualquier momento y lugar. La víctima sufría un mortal esfuerzo, y la abrasión del cuello y los hombros, con la consiguiente infección y gangrena, que no solían ser mortales en los primeros meses.
La cometa del obispo: No se sabe la etimología de cm denominación, la cual aparece en algunos documentos toscanos de 1600.
El instrumento que aquí describimos es un aparato de sujeción, similar a otros que se conocen en todo el mundo. Una especie de bola que generalmente iba sujeta a unas cadenas, las cuales se ceñían a la pierna del prisionero quedándole la otra libre lo que le permitía moverse, sujeto a esta tortura en ocasiones lo dejaban morir.
Es probable que este Instrumento lo utilizasen para el castigo de prisioneros condenados a trabajos forzados, o empleados en el mantenimiento de carreteras y edificios militares Toscanos. La utilización de este instrumento se remonta al 1500.
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  • La mordaza o barbero de hierro: Este artilugio sofocaba los gritos de los condenados para que no estorbaran la conversación de los verdugos. La “caja” de hierro del interior del aro es embutida en la boca de la víctima, y el collar asegurado a la nuca. Un agujero permite el paso del aire, pero el verdugo lo puede tapar con la punta del dedo y provocar la asfixia.
    A menudo los condenados a la hoguera eran amordazados de ésta manera, sobre todo durante los autos de fe, porque sino los gritos interferirían con la música sacra.
Giordani Bruno , culpable de ser una de las inteligencias más luminosas de su tiempo, fue quemado en la plaza del Campo dei Fiori en Roma en 1600 con la mordaza de hierro provista de dos largas púas, una de las cuales perforaba la lengua y salía por debajo de la barbilla, mientras que la otra perforaba el paladar.
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  • Las armas o instrumentos del carcelero: Las armas para carceleros se distinguen de las armas militares porque no son adecuadas para la guerra, ya que los enemigos van provistos de corazas y armados, pero son muy útiles para controlar la turba de prisioneros semidesnudos, evidentemente desarmados.
En el “agarracuellos” (a la izquierda) se puede observar el aro con la abertura en forma de trampa a un extremo de un asta de dos metros de longitud. Un preso, o cualquier fugitivo que intentara escapar de un alguacil escondiéndose entre la multitud, es fácilmente capturado: una vez que el cuello es aferrado por la trampa, no hay otra posibilidad que seguir al captor.
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  • Pinzas, tenazas y cizallas se utilizaban al “rojo vivo”, aunque también frías para lacerar o arrancar cualquier miembro del cuerpo humano, y eran otro elemento básico más entre las herramientas de todo verdugo.
-Las tenazas se utilizaban preferentemente ardiendo para las narices, dedos de las manos y pies y pezones.
-Las pinzas alargadas, servían para desgarrar o abrasar el pene. Como queda explicado en la parte de la pera oral, rectal y vaginal, los genitales masculinos siempre han gozado de una especie de inmunidad. Sin embargo, en toda la larga serie de torturas, también se dan raros casos de castración, extirpación del pene e incluso amputación de la tríada completa. Las partes seccionadas a menudo eran quemadas dentro del puño de la víctima.
Éstos castigos no se aplicaban por actos de violencia contra la mujer como se podría pensar, sino más bien por intentos de violencia o conspiraciones contra gobernantes o príncipes. La violación extra-matrimonial raramente era castigada, y la violación matrimonial siempre ha sido sacrosanta.
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  • Látigos: Hay gran variedad de látigos. Entre ellos, los hay de dos, tres y hasta ocho cadenas provistas de abundantes estrellas o/y hojas de acero cortante que se usaban y se usan para flagelar el cuerpo humano. Para desollar se utilizaban látigos de muy diferentes tamaños; gigantes como “el gato de nueve colas”, que podía lisiar un brazo y un hombro de un sólo golpe, o finos y pérfidos, como el “nervio de toro”, que con dos o tres golpes podía cortar la carne de las nalgas hasta llegar a la pelvis.
    El látigo de desollar se empapaba en una solución de sal y azufre disueltos en agua antes de utilizarlo, lo que unido a sus estrellas lo convertían en una herramienta destructiva y muy útil para el torturado. La carne, al ser golpeada, se convertía en pulpa, dejando a la vista diferentes órganos internos.
Los látigos se siguen usando en la actualidad. En esta fotografía se incluyen: un látigo de cadenas formadas por eslabones planos y ovales, afilados como cuchillas en forma de hojas; otro de cadena doble con cuatro pesadas estrellas de hierro en la punta; y un fragmento de un látigo del siglo XIV, denominado corona de espinas en honor a Jesucristo.
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Torturas para el castigo ejemplarizante y la humillación pública.
Se trataba de objetos que se le colocaban al reo para humillarle ante los ciudadanos; éste era insultado y maltratado por la muchedumbre mientras el verdugo multiplicaba su tormento, de distintas maneras, según cuál fuera el instrumento que se impusiera. Estos instrumentos de condena se imponían por las causas menos graves, como desobediencia, desorden público, a los vagos, borrachos y a quienes no cumplían con sus obligaciones religiosas.
  • Un ejemplo de este tipo de tortura es la flauta del alborotador : en este instrumento, hecho de hierro, el collar se cerraba fuertemente al cuello de la víctima, sus dedos eran aprisionados con mayor o menor fuerza, a voluntad del verdugo, llegando a aplastar la carne, huesos y articulaciones de los dedos.
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  • Las jaulas colgantes eran armazones metálicos que quedaban suspendidos en el aire por un cable. Formaban parte del mobiliario urbano de los ayuntamientos, palacios y cortes de justicia de las ciudades europeas, hasta que poco a poco a finales del siglo XVIII decayó su uso. Era el lugar de honor de aquellos que hubieran cometido alguna acción, que tuviera que servir de escarmiento y ejemplo para el resto del pueblo; o a veces, cuando el pueblo requería justicia sobre algún hecho que hubiera conmovido a toda la comunidad, la manera de manifestar que la autoridad se encargaba de impartirla. El caso es que la víctima, semidesnuda, que quedaba condenada a morir de inanición, tenía que soportar las inclemencias del tiempo. En ocasiones, tenía también que compartir su jaula con gatos salvajes y otros animales que eran azuzados por los torturadores; otras veces, eran las gentes del pueblo los que, entre otras cosas, lo apedreaban.
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  • La cigüeña o cepo, era un método más que de muerte, de castigo por delitos de robo, disturbios o pendencias; aunque en un momento dado se podía tener expuesta a la víctima hasta la muerte, si así se decidía por la corte de justicia. También fue utilizado como método de tortura para conseguir una confesión en las mazmorras de castillos, palacios de justicia o cárceles inquisitoriales. El Cepo era un instrumento que servía para sujetar al reo por la garganta y las muñecas; y según el modelo también por los tobillos, consistente en dos maderos ajustables.A los pocos minutos de su utilización sobre la persona, ésta sufría grandes calambres, primero de los músculos abdominales y rectales, luego de los pectorales, cervicales y de las extremidades. Con el paso de las horas, estos calambres conducían a un continuo e insufrible dolor en abdomen y recto. La víctima quedaba expuesta al público en la plaza de la ciudad, encontrándose a merced del populacho que lo vejaba y goleaba, a veces incluso hasta la muerte, con el beneplácito de la autoridad.
Un ejemplar en la Torre de Londres, casi idéntico al aquí presente, se conoce como la “scavenger’s daughter” – la hija del basurero – término cuyo origen se desconoce. La palabra italiana cicogna, “cigüeña”, usada para describir este instrumento, es citada por Muratori, quien la atribuye a archivos judiciales venecianos e inquisitoriales romanos y milaneses del período 1550-1650.
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  • El cepo chino :Instrumento de tortura de origen chino, consistente en una caja, generalmente de madera, en la cual se colocaba los pies del torturado los que a través de una manivela, utilizando los principios básicos de la prensa y el tornillo, eran apretados por el verdugo. El dolor de la víctima aumentaba gradualmente desde una simple sensación de presión en el pie hasta convertirse en un dolor insoportable acompañado de trituración ósea podal.
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  • Violón: Instrumento parecido al cepo chino. Los agujeros son para colocar la cabeza y los brazos, de modo que el individuo tiene que soportar el peso y las rozaduras.
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  • Violón de la comadre: Una versión parecida al violón simple que se colocaba al cuello para inmovilizar y causar dolor. Se utilizaba con mujeres acusadas de chismosas y otros delitos parecidos. Se uso, sobre todo, en Suiza y Alemania.
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  • La picota en tonel era una especie de vergüenza pública que se aplicaba sobre todo a los borrachos. Había dos clases de “picotas en tonel”: las que tenían el fondo cerrado, en las que la víctima se colocaba dentro, con orinas y estiércol o simplemente con agua podrida, y las abiertas para que las víctimas caminaran por las calles de la ciudad con ellas a cuestas, lo que les producía un gran dolor debido a su gran peso.
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  • Collares para jugadores de cartas: se hacía llevar puestos estos collares, muy pesados, que humillaban y a la vez acusaban al individuo del tipo de juego.
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  • Collares para jugadores de dados: igual que los anteriores. Para hacerse una idea, estos dados tienen unas dimensiones de unos 10x10x10 cm.
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  • Collares para vagos y renitentes a misa (personas que se resistían a ir a misa): pesados collares que cumplían la misma función que los collares de los jugadores, humillar y culpar. Cada una de las cuentas de ese enorme rosario tiene el tamaño de una naranja, para hacerse idea.
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  • El Sambenito : El sambenito fue creado por la orden Benedictina gracias a las “Reglas de San Benito”(Benito de Nursia ). El usado por la Inquisición era una especie de granescapulario con forma de poncho. Estaba hecho con una tela rectangular con un agujero para pasar la cabeza, que una vez puesta le llegaba al condenado hasta poco más abajo de la cintura por el frente y por la espalda, dejando los hombros al descubierto.El sambenito solía llevar motivos que aludían a la condena: una cruz de San Andrés  en el caso de los delitos leves, demonios y llamas en los delitos más graves que se castigaban con la muerte en la hoguera.
    Muchas veces llevaban escrito el nombre del condenado, como en el caso de los famosossambenitos de la iglesia de Santo Domingo de Palma de Mallorca, que originaron el asunto de los chuetas  (personas marginadas por ser familiares de los condenados).
Los reos eran paseados por la ciudad descalzos, vistiendo el sambenito y con un gran cirio encendido en la mano. El sambenito a menudo era expuesto públicamente tras la ejecución de la sentencia para que sirviera de memoria y ejemplo.
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  • Máscaras infamantes: Estos artilugios, que existían con gran profusión de formas fantasiosas y, a veces, francamente artísticas, desde 1500 hasta 1800, se imponían a quienes habían manifestado imprudentemente su descontento hacia el orden, contra las convenciones vigentes, contra la prepotencia del poder o, de cualquier forma, contra el estado de las cosas en general. A través de los siglos, millones de mujeres, consideradas “conflictivas” por su cansancio de la esclavitud doméstica y los continuos embarazos, fueron humilladas y atormentadas; así el poder eclesiástico exponía el escarnio público a los desobedientes y a los inconformistas. La Iglesia castigaba una larga lista de infracciones menores mediante este método.
    La inmensa mayoría de las víctimas eran mujeres, y el principio que se aplicaba era siempre el de mullier taceat in ecclesia, “la mujer calla en la iglesia”. Muchas máscaras incorporaban piezas bucales de hierro, algunas de éstas mutilaban permanentemente la lengua con púas afiladas y hojas cortantes.
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Objetos vinculados al castigo físico y tortura de los reos.
Muchos, si no la mayoría, eran utilizados para sacar confesiones a los reos. Aunque la finalidad real de estos objetos era causar un largo dolor, y en su mayoría provocaban una muerte agonizante:
  • La dama de hierro , que consistía en un gran sarcófago con forma de muñeca en cuyo interior, repleto de púas, se situaba a la víctima y se cerraba, quedando todas las púas clavadas en su cuerpo.
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  • El otro instrumento a destacar es la cuna de Judas , una pirámide de madera o hierro, sobre la cual se alzaba a la víctima, y una vez arriba, se la dejaba caer sobre ella, desgarrando el ano o la vagina.
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  • El potro , es un instrumento de tortura en el que la víctima, atada de pies y manos con unas cuerdas o cintas de cuero, a los dos extremos de este aparato, era estirada lentamente produciéndole la luxación de todas las articulaciones (muñecas, tobillos, codos, rodillas, hombros y caderas). Este método, se tiene constancia que se aplicó durante todo el período que duró la Inquisición en los países de Francia y Alemania; si bien ya se conocía desde mucho antes y por supuesto se utilizaba frecuentemente en las lúgubres mazmorras de castillos, prisiones y palacios de justicia.
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  • Potro escalera: Esta es una variante del potro clásico. Se ataba al reo estirándolo, lo más posible sobre una escalera, a continuación se le quemaba con una antorcha el costado y las axilas, el inquisidor como siempre hacia las preguntas, el suplicio de el preso podía durar días dependiendo de la duración del interrogatorio. Generalmente se morían a causa de la infección de las quemaduras o bien del dolor en los hombros o rodillas que al cabo de las horas se desmenuzaban.
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  • La cuerda: Este método era la variante sencilla del potro, consistía en colocar a la víctima sobre una mesa o en el suelo, con unas cuerdas atadas a sus miembros o cualquier miembro sobresaliente del cuerpo humano y girar dichas cuerdas hasta tensarlas. Tal tensión en la cordada provocaba el estiramiento de los miembros y daba lugar a la luxación de las articulaciones.
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  • La “horquilla del hereje” estaba compuesta por cuatro puntas afiladísimas que se clavaban profundamente en la carne, bajo la barbilla y sobre el esternón. La horquilla impedía cualquier movimiento de la cabeza, pero permitía que la víctima murmurase, con la voz casi apagada (lo que se conocía como “abiuro”, palabra que se halla grabada en un lado de la horquilla). Si se negaba a confesar , el hereje, considerado como “impenitente”, era vestido con el traje característico y conducido a la hoguera, con la condición de la Extremaunción, en el caso de la Inquisición española. Si el inquisidor era romano, el hereje era ahorcado o quemado.
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  • Collar de púas punitivo: Provisto de pinchos en todos los lados, este instrumento, que pesa más de cinco kilos, se cerraba en el cuello de la víctima, y a menudo se convertía en un medio de ejecución: la erosión hasta el hueso de la carne del cuello, hombros y mandíbula, la progresiva gangrena, la infección febril, la erosión final de los huesos mismos sobre todo de las vértebras descarnadas conducen a una muerte segura en poco tiempo.
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  • Cinturón de San Erasmo (San Telmo): Los instrumentos provistos de pinchos en su interior eran, y en determinados ambientes aún lo son, predilectos de religiosos que se mortifican. Lógicamente, los mismos instrumentos servían también para la tortura inquisitorial y punitiva.Su funcionamiento era el siguiente: se ceñía en torno a la víctima, y rápidamente empezaba a herir y lacerar la carne con cada pequeño movimiento, con cada respiración. Luego llegaba la infección, la putrefacción y la gangrena. No pocas veces, el verdugo agregaba gusanos carnívoros en la parte descarnada que se introducían royendo hacia el interior del abdomen.
Los orígenes de la denominación “San Telmo” son inciertos. Nada se conoce con certeza acerca dl¡ martirio de San Erasmo (o San Telmo) en el año 303 a. s. C.. Es probable que se refiera a una alusión a los “fuegos de Santelmo” el espectacular fenómeno electromagnético que envuelve los mástiles y puntas de los veleros de chispas y luces bajo ciertas condiciones atmosféricas. El empleo y los efectos de este objeto son obvios y no necesitan comentarios.
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  • El péndulo: Solía ser la antesala de posteriores torturas. Su función consistía básicamente en la dislocación de los hombros doblando los brazos hacía atrás y después hacia arriba. La víctima atada de manos en la espalda era izada por las mismas. Para provocar un mayor sufrimiento se le colocaban en los pies una pesas.
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  • La Cuna: Esta se podría considerar una forma evolucionada de la cuna de Judas. Se obligaba a la víctima a sentarse sobre una cuña de metal extremadamente afilada, el peso del cuerpo unido al de las cadenas y bolas pesadas que se le unían a los tobillos causaban que se fuera clavando el metal en el cuerpo hasta que causaba la muerte, normalmente por desangramiento aunque en algunos casos si el cuerpo se torcia podía incluso amputar una extremidad.
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  • La tortuga: Comprimir o triturar bajo una madera con peso encima (también llamado la tortuga) era un método común entre los ingleses.
En esta foto del siglo XVI se muestra la “tortuga” con su variación de la “balanza”, un tronco puesto en la espalda de la victima para que el espinazo se quebrara bajo el peso. En la parte superior del dibujo se puede apreciar un preso en el cepo. Esta tortura es protestante.
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  • La Silla de Interrogaciones: Cientos de afilados clavos componían el respaldo y asiento de esta silla de torturas. clavos que por medio de una especie de cinturones que podían presionar al torturado a la silla se clavaban en toda la parte de atrás del cuerpo. Para que el sufrimiento fuese mayor se colocaba bajo la silla de hierro ascuas ardiendo que calentaban la silla y quemaban a la víctima.
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  • Las garras de gato (cosquilleador español): Consistía en arrancar al prisionero la carne a tiras llegándola a separar de los huesos. Para dicho proceso se utilizaba una especie de rastrillo.
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  • Strappardo (Garrucha en la inquisición española siglo XV): La técnica de este método era atar las manos del acusado a su espalda para luego pasarle un largo palo (llamado Strappardo) por el nudo de las muñecas, el cual, con un ingenioso mecanismo de poleas, izaba al condenado unos metros. Para infringir aún más dolor, solían atar a los pies o a los testículos de las víctimas grandes pesos.Generalmente esto bastaba para conseguir sus fines aunque, en casos extremos, llegaban a soltar bruscamente las poleas, con lo que el condenado literalmente caía hacia el suelo impulsado por su propio peso más la carga adicional atada a sus pies o testículos. A pocos centímetros del suelo frenaban súbitamente la caída.
    Este sistema de soltar al condenado parándole con brusquedad en su caída se llamaba “Squassation” y con mucha frecuencia lo que provocaba era la dislocación de los brazos de las víctimas.
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  • Rueda de la verdad: Con esta rueda el verdugo conseguía desorientar y aturdir en unos minutos. Tras el aturdimiento se colocaba un brasero bajo la rueda con el fin de castigar al condenado quemándolo cada vez que giraba. En algunos casos llegaron a colocar una tabla cubierta con clavos que desgarraban la piel a cada vuelta de la rueda.
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  • El Horno de Pie: Otro de los métodos favoritos de los torturadores de la Inquisición era atar a los acusados a una pequeña mesa de madera, impregnar los pies (que sobresalían de la longitud de la mesa) con grasa animal y acercar la mesa a una horno abierto, con lo que la grasa entraba en ignición infligiendo gravísimas quemaduras e intenso dolor.
    Uno de los templarios que sufrieron esta tortura, Bernard de Vaho, fue llevado ante la corte de justicia llevando una pequeña caja que contenía sus propios huesos del pié, totalmente calcinados.
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  • El brasero: Simple pero efectivo. Se calienta en una fragua o brasero un hierro al rojo vivo y se quema con él diferentes partes del cuerpo del torturado, al cual se le mantiene inmovilizado. El torturador puede actuar sobre distintas zonas del cuerpo donde el dolor es más o menos intenso, prolongando el sufrimiento como desee.
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  • El Tormento de la Rata: Sobresalía por su refinamiento. También fue utilizado por la Inquisición, pero su existencia se conoce desde los tiempos de la antiguo China. Consistía en colocar una rata sobre el abdomen del torturado, encerrada en un jaula abierta por abajo, mientras los verdugos la hacían rabiar con palos ardiendo, de forma que el animal tenía que buscar una salida y a mordiscos abría un túnel en las tripas del condenado, llegando, a veces, a salir por otro lado del cuerpo.
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  • El yelmo: Una variante del Tormento de la Rata. Se coloca al individuo un yelmo de metal de unos 40 cm de diámetro y se introducen en su parte superior un par de ratas hambrientas, que se alimentarán vorazmente con la cara de la víctima. Existen variantes para otras partes del cuerpo, como por ejemplo los genitales.
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  • Taburete Sumergible: Utilizado principalmente en mujeres acusadas de brujería. La silla era sumergida bajo el agua quedando la persona torturada inmovilizada bajo el agua sin poder respirar, el inquisidor decidía cuanto tiempo debía permanecer el torturado o torturada sumergido, el proceso solía repetirse hasta que el torturado moría ahogado o confesaba, caso en el cual se ejecutaba al acusado ahorcándole o en la hoguera más tarde.
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  • El nadador: Este método era muy similar al taburete de inmersión, la víctima era atada de pies y manos y arrojada al agua para ver si sumergía. Si la inocente víctima se hundía y se ahogaba demostrando así su inocencia y lo acogida por Cristo. Si flotaba era un claro signo que las aguas bautismales de Cristo habían rechazado y rápidamente era llevado al patíbulo.
  • El aplastapulgares : Simple y muy eficaz, el aplastamiento de los nudillos, falanges y uñas es una de las torturas más antiguas. Los resultados, en términos de dolor infringido con relación al esfuerzo realizado y al tiempo actorios”. consumido, son altamente “satisfactorios”.Éste era uno de los muchos instrumentos utilizados en lo que se
    conoce como “las preguntas dolorosas”, que consistían en la extracción
    de confesiones por medio de torturas descritas e ilustradas con precisión
    científica, hasta los mínimos detalles: el grosor de cuerdas, el número de
    eslabones de las cadenas, la longitud de clavos y tornillos, los grados de
    mutilación permanentes permitidos para diferentes grados de
    acusaciones, etc.
En el año 1629 en Prossneck, Alemania, dejaron a una mujer con éstos
tornillos puestos de diez de la mañana a la una de la tarde mientras que el
torturador y sus colaboradores fueron a almorzar.
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  • Aplastapiernas (Divisor de rodilla):Su objetivo no era la muerte sino infligir el mayor dolor posible y dejar inútil por completo a la persona. A medida el artefacto se contraía quebraba y cercenaba la pierna de la persona por la rodilla.
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  • Las botas o cuñas: Era una versión del “aplastapiernas”. Las piernas de la victima se colocaban entre dos planchas de madera que se unían por medio de cuerdas. entre las piernas se situaban unas cuñas que la persona que realizaba la tortura golpeaba repetidamente con un martillo, se podían introducir hasta una docena de estas cuñas, cada vez que se realizaba un golpe preciso los huesos de las piernas se fragmentaban. Cuando se retiraban las tablas lo que antiguamente eran las piernas se convertía en un amasijo de huesos rotos que tan sólo la piel impedían que cayeran al suelo.
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  • La espinilla: Tortura aplicada en las piernas, la parte redonda se colocaba en la pantorrilla y la plana en la canilla, se ajustaba los tornillos hasta astillar el hueso, en casos extremos se apretaba hasta que la sangre y la medula chorreaban por la pierna de la víctima. Fue muy usada para sacar información y confesiones.
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  • Bota de hierro: Consistía en unas cuñas que se ajustaban a piernas, rodillas y tobillos. El verdugo con un martillo grande golpeaba las cuñas, con cada golpe el inquisidor repetía la pregunta, las cuñas laceraban la carne y aplastaban los huesos, a veces haciendo chorrear la medula.
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  • La bota malaya es un artilugio con forma de bota de madera con un mecanismo de prensado. Al girar la palanca, la bota se va encogiendo por dentro. El resultado final es como si a una persona que calza el 42 se le pone una bota de madera del 30: huesos del pie rotos y terribles dolores.
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  • Cortar la lengua: Contrariamente a lo que ha sido escrito, cortar la lengua era un castigo impuesto por motivos variados, dependiendo de cada lugar, este no se aplicaba a personas blasfemas o con un lenguaje difamatorio, (las personas responsables de estos delitos eran castigadas con la perforación de sus lenguas con una aguja o con un clavo). Este castigo tenía más una naturaleza profana o política que hereje. Este instrumento – una copia exacta hecha gracias a diferentes representaciones gráficas, todas ellas de -JAN LUYKENS , c. 1690 -consistía en una abrazadera con una pieza de hierro la cual se ponía dentro la boca y mantenía la mandíbula abierta. También estaba formado en diferentes tipos de tijeras o placas aplastantes para cortar la lengua o estirar de ella.
Otro castigo muy efectivo, usado principalmente en la países Latinos, consistía en poner hierros al rojo vivo carbón caliente en la boca, de forma que tanto la lengua como los labios se abrasaban.
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  • “Tormentum insomniae” o Tortura por insomnio: En Inglaterra ésta tortura no fue permitida contra las brujas, la tortura por insomnio era provocada por tal afección, y las autoridades no la consideraban una tortura. Se uso en herejes menores.
  • El caminante: Esta suave tortura usada principalmente en Inglaterra se la empleaba en conjunto con la tortura del insomnio, consistía en hacer caminar y recorrer a la victima hasta que se cansara y le salieran ampollas en los pies.
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  • La turca: Este método de tortura fue ideado para arrancar las uñas. Después que sus uñas fueron arrancadas le clavaron clavos en su lugar.
En 1590 y 1591 Juan Fian fue sujeto a esta y otras tantas torturas en Escocia.
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  • Tormento Chino: Desconocemos si realmente se inventó en la lejana China. Se introducen astillas bajo las uñas de los dedos de los pies o de las manos y se espera. Si el torturado no confiesa, se prende fuego a las astillas.
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  • Método de la cabra (cosquillas): No faltaba en ninguna de las mazmorras delos castillos medievales europeos. Se ponían las piernas de la víctima en un cepo, para que le fuera imposible el movimiento, y a continuación se le untaba los pies con grasa o sal. La cabra comenzaba a lamer con fuerza y con la aspereza de su lengua levantaba la piel de los pies de la víctima, provocando un terrible dolor.
-Método de las cosquillas: Como tortura se sabe que los romanos utilizaban grandes tablas de madera para sujetar a las personas por los tobillos. Después se procedía a bañar los pies con sal y soltar cabras. Las cabras con sus lenguas rugosas lamían los pies de la víctima produciendo cosquillas en un principio pero luego dejando marcas y ampollas. En la Edad Media[ las cosquillas se utilizaron como medio de castigo para la realeza o para personas importantes ya que no dejaba marcas ni heridas.
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  • La melaza: Se unta a la víctima con melaza y se la deja inmovilizada en las inmediaciones de un hormiguero. Es especialmente eficaz en las zonas tropicales, donde existen especies de hormigas particularmente voraces.
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  • Método de Frio-Calor:Tortura refinada. Se afeita la cabeza del torturado y se coloca sobre ella dos recipientes, uno con agua hirviendo y otro con agua helada. Se deja caer en la coronilla de la víctima una gota de cada uno de ellos, alternativamente. El cambio brusco de temperatura produce un efecto doloroso.
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  • El gota a gota: era un método de tortura basado en el agua, fue muy utilizado durante la Edad Media, y se usaba fundamentalmente para arrancar la confesión o información a la víctima. Era una tortura larga, en la que el torturador no tenía prisa ninguna y lo único que tenía que hacer, era esperar a que la víctima se viniera abajo. Consistía en amarrar al reo a un poste o a la pared, atarlo fuertemente de pies, manos, cuello y frente; colocándose la cabeza debajo de un caño o grifo que dejaba derramar una gota a un ritmo continuado. Esto provocaba un estado de locura además de terminar erosionando el hueso del cráneo hasta producir la muerte.
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Instrumentos que tenían como objetivo final la ejecución.
Están diseñados para causar la muerte, pero dejando al reo sentir el tormento que se le aplicaba:
  • El aplasta cabezas , un instrumento que primero rompía la mandíbula de la víctima, después se hacían brechas en el cráneo y, por último, el cerebro se “escurre” por la cavidad de los ojos y entre los fragmentos del cráneo.
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    • El garrote  era uno de los métodos de tortura mas conocidos.
El garrote de forma evolucionada, consistía en un collar de hierro que, por medio de un tornillo, con una bola al final retrocedía produciendo la muerte al reo por la dislocación de la apófisis de la vértebra axis sobre el atlas en la columna cervical, es decir, se le rompe el cuello a la víctima, que muere de esta manera rápidamente.
Si la lesión producida aplastaba el bulbo o rompía la cervical con corte medular, se producía un coma cerebral y la muerte era instantánea. Pero esto dependía en gran medida de la fuerza física del verdugo y la resistencia del cuello del condenado. La experiencia demostró que raramente sucedía así; la muerte solía sobrevenir por estrangulamiento, resultante de una serie de lesiones laríngeas e hioideas.
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Hay dos versiones básicas de éste instrumento:
-La típicamente española (garrote vil), en la cual el tornillo hace retroceder el collar de hierro matando a la víctima por asfixia. Estamos hablando de la Inquisición, y sin embargo, este tipo de tortura fue usado en España hasta que en 1975 se abolió la pena capital.
- La catalana, en la cual un punzón de hierro penetra y rompe las vértebras cervicales al mismo tiempo que empuja todo el cuello hacia delante aplastando la tráquea contra el collar fijo, matando así por asfixia o por lenta destrucción de la médula espinal. La presencia de la punta en la parte posterior no sólo no provoca una muerte rápida, sino que aumenta las posibilidades de una agonía prolongada. Fue usado hasta principios de éste siglo en Cataluña y en algunos países latinoamericanos. Se usa todavía en el Nuevo Mundo, sobre todo para la tortura policial pero también para ejecuciones.
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  • El método del agua, en el que a la víctima se le obligaba a ingerir la mayor cantidad de agua posible, ayudándose el torturador, de un embudo que se le coloca en la boca. En estas sesiones se les hacía tragar aproximadamente unos diez litros, provocando un terrible sensación de ahogo, produciéndose en la mayoría de las ocasiones la explosión del estómago.
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  • La limpieza del alma: Este método era una variante al “método del agua”. En muchos países católicos el clero creía (y muchos aun siguen creyendo) que el alma corrompida de una persona condenada puede ser limpiada. Los reos se veían obligados a consumir agua hirviendo, la quema de carbón, o ambas cosas.
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  • El método de la toca: fue muy utilizado por la Inquisición española de los siglos XV y XVI. Su nombre procede de uno de los elemento necesario para esta tortura, la toca, que era una tela blanca de lino o seda con la que se hacían en aquella época las tocas o pañuelos que cubrían la cabeza de las mujeres. Esta toca, se introducía en la boca de la víctima, intentado que incluso llegara hasta la tráquea, y posteriormente se vertía agua sobre la toca, que al empaparse, provocaba en el reo una sensación de ahogo e innumerables arcadas.
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  • También está la sierra , más que un instrumento es una forma de tortura y ejecución. Es muy sencilla pero a la vez muy eficaz, consistía simplemente en colgar a la víctima “boca abajo” y cortarla por la mitad partiendo de la ingle, con una sierra muy afilada. El reo siente todo el proceso hasta que la sierra avanza un poco más del ombligo, en ese momento la víctima muere. A este proceso eran condenados los homosexuales, sobre todos los hombres.
La Biblia dice (II Samuel 12:31 ) que David, rey hebreo y santo cristiano, exterminó a los habitantes de Rabbah y todas las ciudades amigas por el método de poner rastrillos y hachas de hierro y hornos de ladrillo. Ésta especie de aprobación, poco menos que divina, contribuyo a la aceptación de la sierra, el hacha y la hoguera
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  • La horca, instrumento de muerte que todos conocemos, formado por una barra horizontal, sostenida sobre dos barras verticales, de la que pende una soga con un lazo en la que eran colgados los condenados a esta pena. En la Edad Media era la pena que los señores feudales reservaban a sus vasallos plebeyos, de ahí, que el ser ahorcado fuera la manera más vil de morir.
En España, las Cortes de Cádiz de 1812 la abolieron, siendo ratificada en 1828 por Fernando VII; aunque no nos engañemos, puesto que este método de muerte fue sustituido por el de garrote vil desde1832.
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  • Crucifixión: Aunque se cree romano, la crucifixión es un antiguo de tortura y ejecución fenicio y persa, consistía en inmovilizar clavando o atando a la víctima, generalmente desnuda, a una cruz, donde permanecía colgada hasta su muerte. Habitualmente se ataba al reo a la cruz, siendo la crucifixión con clavos reservada para casos de mucha gravedad o castigos ejemplares. La muerte podía producirse debido a deshidratación, hipotermia o cualquier otra consecuencia de encontrarse a la intemperie desnudo durante horas o incluso días, no era la forma habitual, normalmente morían por asfixia, al agotarse no podían soportar el peso de su propio cuerpo y quedaban “colgando” de sus brazos inmovilizados al listón horizontal, dicho peso causaba que sus pulmones no pudieran trabajar correctamente y se encharcaban, provocando la muerte por asfixia. Debido a la posición estirada del cuerpo, los pulmones quedan comprimidos; la víctima se levanta apoyándose en los clavos que sujetan sus pies y sus muñecas y consigue respirar, aunque a costa de un dolor intensísimo. Cada movimiento va debilitando progresivamente a la víctima, hasta que, finalmente, no puede incorporarse y se ahoga.
La crucifixión medieval era la forma de castigo utilizada por los inquisidores a modo de emulación de la muerte de Jesús.
Existían muchos métodos de crucifixión pero a modo de tortura inquisitorial predominó este:
Se situaba a la víctima encima de un taburete enfrente de una gran puerta de madera cerrada. Sus brazos eran levantados verticalmente por encima de su cabeza. Por un lado la muñeca era atada entre el cúbito y el radio y por el otro a la puerta.
También los pies eran convenientemente atados entre el primer y segundo metatarso.
Los inquisidores, entonces y simultáneamente, abrían súbitamente la puerta y quitaban el punto de apoyo de la víctima (el taburete) con lo que el condenado quedaba literalmente crucificado en la puerta, infringiéndole más o menos dolor dependiendo de la fuerza con que abrían y cerraban la puerta, con independencia de las torturas añadidas, menos sofisticadas como latigazos o calor, que aplicaban durante la crucifixión.
Esta, con independencia de otras posibles, fue una de las torturas que padeció el último Gran Maestre Jaques de Molais  como medio para arrancarle confesión.
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  • La hoguera : Es una de las torturas más antiguas, victimas de ella fueron los herejes y brujas. Probablemente la muerte más famosa en la hoguera fue la de Juana de Arco por herejía. San Agustín (354-430) declaró que los herejes, paganos y judíos se quemarían por siempre en el fuego eterno a menos que cumplan con las leyes de la Iglesia Católica, como resultado de esta declaración de este Santo se quemaron cientos de personas
    como un presagio de lo que estaba por venir.
En Francia, Alemania y Escocia, los gastos de la cárcel y hoguera se cargaban a la propiedad de la víctima o parientes. El quemar una bruja era un espectáculo público grande, la ejecución se llevaba al poco tiempo de dictar sentencia, se contrataba al ejecutor de la justicia para que construyera el lugar de la ejecución y recogiera la madera para la hoguera. En Escocia, antes de quemar una bruja se la hacia ayunar y orar por varios días, primero se la estrangulaba, entonces su cadáver (muchas veces semiinconsciente) y con el cuerpo semidesnudo se ataba a una estaca y se vaciaba encima de su cuerpo un barril de alquitrán para encenderlo. Se creía que si la bruja (víctima) estaba viva no saldrían llamas de su cuerpo, así que los espectadores la golpeaban y pateaban para que la hoguera humana tuviera llamas.
Existían varios métodos para ejecutar en la hoguera:
-Quemado en la Estaca: Una de las ejecuciones predilectas de la Santa Inquisición para acabar con la vida de las brujas. Se creía que con el fuego se purificaba el alma de la ejecutada y se impedía que su “maldad” se propagase entre los demás aldeanos.
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-Colgado y quemado: Podría considerarse un doble método de ejecución. Se colgaba al reo o reos a un poste y luego se encendía fuego a sus pies. Los que no morían por ahorcamiento morían por asfixia debido al humo producido por el fuego a sus pies o bien morían finalmente ardiendo. Los pobres que tenían la desgracia de no morir pronto sufrían gravísimo daño debido a las quemaduras.
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-Lanzado a la hoguera: Se ataba al reo a un poste o escalera para posteriormente dejarlo caer en la hoguera. El condenado moría mientras veía como se quemaba lentamente sin poder moverse.
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  • El hombre de mimbre: Este antiguo sistema de tortura, fue otro de los aberrantes artefactos para causar la muerte por el fuego a los condenados de la Inquisición. Se usaba cuando las víctimas a quemar eran muchas. La estructura era forrada con ramas inflamables y usaban árboles como soporte. Luego procedían a prender fuego y así los acusados, 20 o más personas, morían quemados en medio de espantosos sufrimientos, ante la expectación y a veces júbilo de los presentes.
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  • El toro de Falaris:  En este caso se quemaban a los herejes dentro de la efigie de un toro a Falaris, tirano de Agrakas, que murió en el año 554 a.C. Los alaridos y los gritos de las víctimas salían por la boca del toro, haciendo parecer que la figura mugía. El toro de Falaris estaba presente en numerosas salas de tortura de la Inquisición de los siglos XVI, XVII y XVIII.
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  • La rueda (fija y móvil): Inmediatamente pensamos en la del carro sobre la que se dejaba perecer de dolor e inanición al condenado, al cual el verdugo previamente había descoyuntado los miembros . Esta es la rueda más conocida por cuanto fue la más utilizada a lo largo del período que va desde la Baja Edad Media hasta principios del siglo XVIII. Existía sin embargo otro tipo de rueda, de orígenes más antiguos, que funcionaba haciéndola girar con el cuerpo atado sobre ella.
    Gracias a la viva y sutil imaginación de los verdugos, las posibilidades de utilización de este instrumento eran tan variadas que los había de varios tipos y dimensiones, fijos o móviles, según el suplicio infligido.
-En la rueda fija, de amplia circunferencia, se ataba a la víctima disponiéndola sobre la superficie externa recubierta de puntas de hierro. El cuerpo, estirado con fuerza por las cuerdas contra estas puntas, se laceraba y trituraba terriblemente cuando la rueda giraba, por la acción de un manivela, sobre un lecho de clavos fijados en suelo. Este tipo de rueda se utilizaba para quemar viva la víctima al hacer que ésta girase lentamente sobre un brasero encendido o una hoguera .
-En la rueda móvil, que era de grandes dimensiones, se ponía al condenado en la parte convexa de la misma convenientemente atado y se le dejaba caer sobre lugares escarpados y pedregosos. Rodando a grandes velocidades el cuerpo se descarnaba y fracturaba totalmente.
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  • La rueda de hierro: partía todos los huesos rompiéndolos con la rueda: A la víctima normalmente desnuda se le ataban las articulaciones al suelo, fijaban por medio de unas maderas y se le iban destrozando los huesos de estas uno por uno con la brutal rueda de hierro, cuando todos los huesos eran papilla únicamente mantenida por la carne y la piel que los envolvía se le ataba a la rueda para ser expuesto a la muchedumbre, durante días se sobrevivía entre grandes dolores.
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  • Rueda tronadora: Era otra variante de la rueda de hierro. Se hacía girar una rueda lentamente y la víctima estaba amarrada con sus extremidades colgando. El ejecutor le daba sendos golpes con un mazo metálico quebrándole poco a poco sus huesos. Muchas veces se le dejaba con vida a la víctima (aunque totalmente destrozada) y se ponía la rueda lo más alto posible para que las aves terminaran de hacer el trabajo.
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  • La guillotina : Uno de los métodos más famosos de ejecución normalmente asociado a Francia. Se usó sin embargo de forma primitiva ya en el siglo XIV en Escocia para ejecutar a nobles. En Francia y en España, la decapitación con espada o hacha también se reservaba para los miembros de la nobleza por entenderse como un método de ejecución mas rápido y humanitario (se supone que la victima moría instantáneamente).
La versión moderna se invento a finales de 1700 por Joseph-Ignace Guillotin, promovió una ley por la cual todas las ejecuciones deberían hacerse con “una máquina que decapitara rápidamente y sin dolor.” La primera persona en perder su cabeza con el dispositivo fue un bandolero el 25 de abril De 1792.
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Aparatos creados para torturar específicamente a las mujeres y los actos sexuales.
No fueron escasos los objetos ideados para torturar y hacer sufrir a mujeres acusadas de brujería, prostitución o adulterio. Normalmente, pocas mujeres eran acusadas de herejía.
  • El cinturón de castidad  es el instrumento más destacado en este bloque, aunque no fuera exactamente un medio de tortura, sino que más bien se usaba para garantizar la fidelidad de las esposas durante los períodos de largas ausencias de los maridos, y sobre todo de las mujeres de los cruzados  que partían para Tierra Santa . La fidelidad era de este modo asegurada durante períodos breves de un par de días o como máximo de pocas semanas, nunca por tiempo más dilatado. No podía ser así, porque una mujer trabada de esta manera perdería en breve la vida a causa de las infecciones ocasionadas por la acumulación tóxica no retirada, las abrasiones y las magulladuras provocadas por el mero contacto con el hierro.
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  • La pera oral, rectal o vaginal : era un instrumento con forma de “pera al revés”, hecho de hierro que terminaba con una llave de bronce y un gran tornillo. Fue creado para torturar a las mujeres, pero más adelante se descubrió que también era muy eficaz para los hombres. Se embutían en la boca, recto o vagina de la víctima, y allí se desplegaban por medio del tornillo hasta su máxima apertura. El interior de la cavidad quedaba dañado irremediablemente. Las puntas que sobresalen del extremo de cada segmento servían para desgarrar mejor el fondo de la garganta, del recto o de la cerviz del útero. La pera oral normalmente se aplicaba a los predicadores heréticos. La pera vaginal, en cambio, estaba destinada a las mujeres culpables de tener relaciones con Satanás o con uno de sus familiares, y la rectal a los homosexuales pasivos.
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  • El desgarrador de senos  es un instrumento de tortura con forma de tenaza acabado en cuatro afiladas puntas, utilizado ya durante el Imperio romano y posteriormente por la Inquisición en Europa. La tortura consistía en aplicar las cuatro puntas estando al rojo vivo o frías sobre los senos, desgarrándolos.Además del uso tormentoso, el desgarramiento servía también como procedimiento persuasivo inquisitorial y judicial.
    Los lugares donde más uso se hizo, aunque en diferentes épocas, fueron algunas regiones de Francia y Alemania hasta el siglo XVIII. Aplicado durante varios siglos, un número indeterminado de mujeres que fueron condenadas por delito de herejía, blasfemia, adulterio, aborto provocado, otros “actos libidinosos”, magia blanca erótica y algún delito más, padecieron este tormento en sus senos.
Un caso famoso fue el de Ana Pappenheimer  (acusada de brujería en Alemania, en 1600), que después de ser torturada con el instrumento, tuvo que sufrir el despellejamiento y rasgamiento de sus carnes; le seccionaron sus pechos y, una vez ensangrentados, fueron dados a comer de manera forzosa a sus hijos, que ya eran mayores.Otro caso conocido en que fue utilizado este método de tortura fue el de Santa Ágata de Catania , en el siglo III, durante la persecución de Decio  contra los cristianos.
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  • El arañado: El arañado era la versión femenina de la uña de gato. Esta forma de tortura era muy similar a la “mastectomía”. La araña era un trozo de hierro, en rodillo, con filo en forma de tenedor y se lo colocaba en los pechos. Nuevamente, ésta era una tortura muy exclusiva para las mujeres.
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  • La atadura: Esta forma de torturar era muy específicamente para mujeres. Implicaba atar un palo en el pelo de la mujer y torcer, torcer y torcer de éste. Cuando los brazos de inquisidor se cansaban, le encomendaría ésta tarea a sus colaboradores mientras se contemplaba a la víctima de abajo. No solo el pelo sería desgarrado, sino que muy a menudo se podía observar que el cuero cabelludo estaba abierto exponiéndose el casquillo del cráneo. Como era de esperar, solamente a las mujeres con pelo largo o grueso se le practicaba este método de tortura.
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  • El sangrado: Se creía que la fuerza de las brujas podría ser controlada al hacerlas sangrar. Esto implicaba rebanar o abrir a la víctima en la cara o cerca de una vena importante. Acusados sometidos a esta tortura perdían rápidamente sangre y se desmayaban debido a esto, comprobando que el acusado era asistido por el demonio al sacarle el alma del cuerpo para que no sufriera.
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Métodos e instrumentos creados para mostrar en publico el resultado final: la muerte del reo.
Métodos de mostrar en publico directamente el resultado final.
  • El empalamiento : Una enorme estaca perforaba y atravesaba tu cuerpo de un extremo al otro, se solía perforar al sentenciado por el ano hasta que la estaca salía por la boca. Normalmente en este proceso se solía morir pero se daban casos en los que se sobrevivía al sufrimiento durante casi un día. El empalamiento siempre se realizaba en público y solía dejar el cadáver a la intemperie para alimentar a los animales carroñeros y servor como escarmiento para el resto de la población.
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Métodos e instrumentos creados para autotorturas causadas debido a la fé del creyente.
Instrumentos que la gente usaba para autotorturarse gracias a la convicción religiosa impuesta por la Iglesia Católica de que así cumplían la penitencia estarian libres de tentaciones y pecado.
  • El cilicio : Es una prenda de vestir o accesorio utilizado para provocar deliberadamente incomodidad o sufrimiento en quien lo viste. Su uso estuvo extendido durante mucho tiempo en las diversas comunidades cristianas como medio de mortificación corporal, buscando así combatir las tentaciones de la carne y, sobre todo, la identificación conJesucristo en los padecimientos que sufrió en la Pasión y los frutos espirituales que de ella se derivan.
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-Cilicio metálico: Buscando mayor aproximación al sufrimiento pasado por Cristo y para aplacar algunos libidos desbocados, el cilicio se convierte en una especie de pulsera de alambre con púas que le sobresalen y que se ajustan, normalmente, en el muslo o en en el brazo bajo la axila, aunque los lugares donde ponerlo se deja a la imaginación del pecador. Cuanto más fuerte la tentación a vencer, más ajustado había que llevar el cilicio.
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  • La autoflagelación , azote, azotaína, paliza o cueriza, es una forma de castigo corporal y tortura que consiste en golpearse fuertemente el cuerpo, usualmente con látigos, palos, cuerdas o varillas. El número de golpes aplicados es a voluntad propia.
    La forma más atroz de flagelación se practica sobre la piel desnuda, golpeándola hasta destrozarla y hacerla sangrar.
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Nota: Toda la gente asesinada o castigada por la inquisición se encuentra en la lista:Crímenes del cristianismo.
Fuentes:
La Inquisición (wikipedia)
La inquisición Española (wikipedia)