Se cuenta que una noche (de esas particularmente tétricas) una joven de 15 años iba caminando por la calle, cuando en un cruce aparecieron dos tipos que la violaron y ella, por la vergüenza que sentía de si misma, decidió acabar con su vida arrojándose a un barranco.

Los padres de la chica la buscaron como locos, pero no encontraron nada -es como si se la hubiera tragado la tierra- decían sus padres. Así pasaron dos semanas y nada. Pero un día su madre, (que en realidad parecía más la hermana de la chica ya que quedó embarazada de ella a los 14 años) iba caminando por el mismo rumbo donde su hija fue violada, e iba llorando desconsolada, tan triste que no se dió cuenta de que empezó a seguir un sendero que acababa en un barranco.

Cuando dió un paso más la señora resbaló y alcanzó a sujetarse de una rama. Empezó a rezar pero sus rezos fueron interrumpidos porque una figura apareció adelante de ella ayudándole a subir. La señora quiso agradecerle a su salvador, pero cuál fue su sorpresa al ver que era ¡su hija!

La señora la quiso abrazar, pero su hija se hacía para atrás. La señora le preguntó:

- ¿Por qué te fuiste?

Pero su hija no hizo más que llorar, aunque le tomó la mano a su madre mostrándole lo mucho que sufrió la noche en la que desapareció. Su madre rompió en llanto y se echó a correr a por su esposo para contarle lo que había pasado.

Al siguiente día fueron a buscar el cuerpo de su hija para enterrarla y ofrecerle una misa. Pero al estarla enterrando, la señora empezó a acordarse de lo que había vivido su hija (y vio al cogerle la mano), y al voltear vio el fantasma de su hija llorando, y desde entonces se rumorea que en ese barranco se ve a una muchacha que empieza a caminar y de repente se avienta (tira)… escuchándose un grito aterrador.

Varias personas la han visto y han tratado de detenerla pero nunca la pueden detener, se piensa que la chica no abandona ese lugar porque se siente culpable por todo el sufrimiento que le ocasionó a su madre