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Sin dar ni quitar crédito a estas amenazas, hablaremos hoy de unos
riesgos mucho más inmediatos y tangibles; los que acarrean los
tocamientos demasiado fantasiosos e imprudentes. En todos los hospitales
del mundo circulan rumores que cuentan cómo avergonzados pacientes
acuden al doctor para que les arregle los daños que se han ocasionado
por usar, en su búsqueda del placer, artilugios diseñados para otro fin.
veamos algunas de las más típicas.
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¿Una linterna?
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Tal vez el rumor número uno sea el de la mujer que pide ayuda para
extraerse una botella parcialmente introducida en la vagina. Resulta que
ha usado una botella vacía y destapada, por lo que se ha hecho el vacío
y ya no la puede sacar. Una segunda versión de la historia presenta el
problema de una mujer que llega a urgencias con unos extraños cortes en
la vagina. Al final se descubre que se los ha hecho al romper por su
cuenta la botellita de marras.
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En algunos casos, la víctima de sus propios ardores no puede culpar
al vicio de sus males, sino a una desafortunada combinación de malas
compañías y sustancias químicas. Se escucha por ahí la historia de una
pobre chica a la que unos aprovechados atiborran de productos
afrodisíacos. Por una cosa o por otra, al final no hay cópula, por lo
que la moza no encuentra alivio a su febril excitación. Al día
siguiente, es descubierta empalada en la palanca de cambios de su coche.Caso aparte es cuando el placer sexual queda de lado y la vagina es usada como “porta objetos”. La siguiente historia surge en una prisión, los carceleros ven que una reclusa estaba alterada mentalmente y tenía síntomas de haber tomado algún estupefaciente y creen que podría estar ocultando droga en su organismo. La llevan a urgencias y le hacen numerosas pruebas que curiosamente revelan que un arma se encontraba en el interior de su vagina. La llevan directamente a quirófano, la anestesian y por precaución los cirujanos se colocan chalecos antibalas. De repente, en un tenso momento, un medico afirmó que el arma tenía una bala en la recamara y podría dispararse en cualquier momento y había que tener mucha cautela. La decepción de los médicos sobrevino cuando extrajeron el objeto y comprobaron que era nada más que un mechero de butano con forma de pistola y el objeto que se podía ver en la radiografía al lado del era una pipa de crack. Los carceleros estaban en lo cierto, la paciente estaba ocultando droga pero de una manera un tanto peculiar.
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Los equivalentes masculinos de estas historias relatan insólitas
extracciones de objetos introducidos por el ano como fundas de puros,
botellines de refrescos, muñecas… El caso más espectacular lo
protagonizó un veterano de guerra que acude al hospital con un proyectil
antiaéreo insertado en el ano. Los doctores llaman a los artificieros,
que escuchan aterrorizados de boca del viejo que el proyectil mantiene
intacta su carga explosiva. Dice: “Este pepino aún podría tirar abajo un
Messerschmitt”.
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Otro grupo de accidentes tienen que ver con erecciones inoportunas e
incontroladas. La más grave cuenta cómo un adolescente se entretenía
introduciendo el pene en una arandela. Llegado un momento, el
engrosamiento del miembro hizo que la arandela comenzara a
estrangularlo. La erección fue a más, con lo que el estrangulamiento era
aún más severo y se hacía imposible volver al estado de flaccidez.
Cuando el mozo llegó al hospital, los tejidos, a partir del lugar donde
estaba colocada la arandela, habían sufrido una privación de oxígeno
demasiado prolongada.
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Hay también cientos de casos de lesiones por uso inadecuado de
maquinaria. Tal vez no haga falta decirlo, pero se llevan la palma las
aspiradoras y las ordeñadoras, aunque no hay que descartar otro tipo de
artilugios. Y si no que se lo pregunten al carpintero de la leyenda, que
acude a urgencias con los testículos hinchados como globos. El hombre
cuenta a los facultativos que la hinchazón ha empezado después de que se
cosiera el escroto con una grapadora. El motivo de tan drástica
reparación era el desgarro genital que se había auto infligido con la
lijadora que acostumbraba a usar para estimularse.
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?¿?¿
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Por respeto a los amantes y defensores de lo hámsters, no
citare el caso de Erik, y su pareja Andrew, que fueron ingresados para
un tratamiento de emergencia después de que una noche amorosa les fuera
francamente mal…“Introdujimos un tubo de cartón por su recto y deslizamos por dentro a Ragot, nuestro hámster hasta que Kiki (apodo amoroso de Andrew) grito “¡Armagedon!, en señal de que ya había sido suficiente. Intente recuperar a Ragot, pero no podía salir. Así que me asome al tubo y encendí una cerilla para ver si se asomaba a la luz”.
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Según se cuenta, la cerilla encendió una bolsa de gases intestinales y
el lubricante que habían usado y una llamarada salió por el tubo
produciendo quemaduras en la cara de Erik, que por lo que se puede
deducir, estaba asomado mirando. También se incendio el pelaje del
hámster, lo cual provoco que se prendiera otra bolsa de gas, mayor y mas
interna propulsando al roedor fuera como una bala de cañón. Erik, el
que había introducido al hámster, asomado al tubo, sufrió quemaduras de
segundo grado y rotura del tabique nasal a consecuencia del impacto del
hámster mientras que su chico sufrió quemaduras de primer y segundo
grado en el ano y en el tracto intestinal inferior. El hámster
sobrevivió, pero al salir corriendo despavorido, como seguía en llamas
prendió fuego a dos cortinas una cama y un sofá. Erik y su chico Kiki,
estaban tan heridos que no reaccionaron a tiempo del tremendo incendio
que se produjo en casa.En fin, menos mal que todo esto son leyendas y rumores… ¿Verdad?
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?¿?¿?¿?¿
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